Patrulla militar de Estados Unidos en Manbij |
La base está en la antigua cementera francesa del monopolio Lafarge. Fue atacada con cohetes y misiles y resultó destruida.
Los atacantes reivindicaron la acción bajo la firma “Fuerzas Populares de la Región Oriental” en un comunicado en el que anunciaron que los ataques contra la tropas estadounidenses continuarán hasta que se retiren de Siria.
La tensión popular contra las tropas estadounindeses se extiende también a sus colaboradores kurdos, habiéndose producido ya varios levantamientos contra ellos.
El miércoles los habitantes de Raqqa izaron la bandera de Siria en uno de los edificios de la ciudad tras uno de los levantamientos populares contra la ocupación militar y el gobierno kurdo local.
La cementera francesa vendió la fábrica al Pentágono, que la ha transformado en una base de helicópteros y de adiestramiento militar de las fuerzas kurdas.
El Pentágono ha admitido oficialmente que sus tropas disponen de bases militares en Siria, aunque no ha cifrado su número ni ha mencionado su emplazamiento exacto. Las estimaciones oscilan entre 7 y 20 bases, la mayor parte de ellas en las zonas kurdas del norte, a las que hay que añadir otras cinco francesas, lo que convierte a la ragión en la más militarizada del mundo.
Ahora la cementera que Lafarge tenía en Siria está sometida a investigación judicial en Francia. Durante años el monopolio estuvo financiado a los yihadistas del Califato Islámico y la fábrica siguió en funcionamiento en medio de la guerra y nunca fue atacada, ni por los yihadistas, ni por la aviación estadounidense, ni por la francesa.
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