Níger da pasos importantes hacia su independencia política. Estados Unidos prohibió la concesión de visados a sus nacionales y el gobierno de Niamey ha hecho lo propio: ha hecho propio, prohibiendo la entrada a los estadounidenses.
Lo mismo ocurre con una de las mayores riquezas del país, el uranio, que ha sido nacionalizado. A finales del mes pasado, un convoy de unos cuarenta camiones con más de mil toneladas de uranio partió de la mina de Somair, en Arlit, con destino a Niamey, una operación que provocó la reacción de la empresa francesa Orano, el grupo francés que operaba el yacimiento antes de perder el control operativo en diciembre del año pasado, tras su nacionalización por parte del gobierno nigerino.
El gigante nuclear denunció el transporte como ilegal y obtuvo una investigación en París por “robo organizado con el fin de servir a los intereses de una potencia extranjera”. Una semana después del anuncio, Niamey decidió responder públicamente.
Durante una conferencia de prensa conjunta celebrada el sábado, los ministros nigerinos de Minas y Justicia rechazaron cualquier acusación de robo. El coronel Ousmane Abarchi, encargado de la cartera de Minas, declaró que Orano había cruzado una línea roja al equiparar el ejercicio de la soberanía nacional con la apropiación indebida de recursos.
Para el gobierno nigerino, el uranio concentrado extraído del subsuelo pertenece al pueblo, y el Estado conserva la libertad de comercializarlo según sus propias normas.
El ministro señaló el “desequilibrio sistémico” que ha caracterizado durante mucho tiempo la explotación del uranio. Ahora Niamey pretende aplicar estrictamente sus regulaciones mineras y sancionar a cualquier operador que las incumpla. Según informes, se envió una notificación formal a Orano el pasado mes de septiembre, exigiendo más de 4.000 millones de francos CFA, o aproximadamente 6 millones de euros.
Actualmente, se están llevando a cabo varios arbitrajes internacionales entre el Estado y el monopolio francés ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).
En septiembre, este organismo afiliado al Banco Mundial ordenó a Níger no ceder ni transferir el uranio producido por Somaïr. Sin embargo, el gobierno de Niamey cuestiona el alcance de esta decisión y mantienen su postura: la libre disposición de los recursos del subsuelo es parte de sus prerrogativas soberanas.
La disputa ilustra la ruptura total de las relaciones entre Níger y la antiguo metrópoli. Desde la nacionalización de la mina de Somaïr, de la que Orano poseía anteriormente el 63,4 por cien, ambas partes se han mantenido en posiciones irreconciliables.