El Parlamento israelí avanza hacia la legalización de una práctica que existe desde hace tiempo: la pena de muerte para la resistencia palestina. El 1 de marzo el pleno del Parlamento de Tel Aviv aprobó en primera lectura un nuevo proyecto de ley para imponer la pena de muerte a los presos palestinos condenados por “terrorismo”.
El proyecto de ley tiene el respaldo del primer ministro, Benjamín Netanyahu. Establece la pena de muerte a quienes “intencionadamente, o por indiferencia, causen la muerte de ciudadanos israelíes cuando la acción esté motivada por el racismo o el odio hacia un determinado público […] y con el objetivo de perjudicar al Estado de Israel y al renacimiento del pueblo judío en su tierra”.
Una nota explicativa del proyecto de ley señala que también tomarán medidas contra las denominadas condiciones de detención “todo confort”.
La última medida de los diputados israelíes se produce en el contexto de los recientes ataques israelíes contra los presos políticos palestinos, especialmente tras la fuga del Túnel de la Libertad de 2021, por el que seis detenidos palestinos escaparon de Gilboa, una prisión de máxima seguridad de Israel.
El objetivo declarado del proyecto de ley es “cortar de raíz el terrorismo y crear un fuerte elemento disuasorio”. En la sesión parlamentaria de 1 de marzo, el ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, expresó su apoyo al proyecto, afirmando que “no erradicaría completamente el terror, pero que este castigo está moralmente justificado”.
La ley sólo alcanza a los palestinos. No es más que la expresión institucional de una política de facto que existe desde hace años, especialmente con el resurgimiento de las ejecuciones extrajudiciales de palestinos durante la Operación Romper la Ola del año pasado. Los asesinatos de palestinos se describen como ejecuciones o “liquidaciones” porque a menudo se llevan a cabo cuando los palestinos suponen una amenaza escasa o nula para el ejército israelí y son, de hecho, una forma de disuasión.
En el Levantamiento Unitario de 2021 los palestinos se enfrentaron a una ferocidad reavivada de la violencia colonial protegida por un sistema de impunidad muy perfeccionado. Las turbas de colonos israelíes llamaron públicamente a matar palestinos. “Muerte a los árabes” se convirtió en un lema generalizado en Jerusalén contra los palestinos con ciudadanía israelí.
Tampoco es nuevo. En 2014 los colonos israelíes se manifestaron con ese lema. En Jerusalén, incluso se tradujo en hechos: los colonos secuestraron a Muhammad Abu Khdeir, de 14 años, y lo quemaron vivo.
La intensidad de las provocaciones contra los palestinos es especialmente fuerte en el caso de los palestinos con ciudadanía israelí.
Con el inicio de la Operación Romper la Ola el año pasado, la campaña de provocaciones y ataques de los colonos se convirtió en una campaña militar en toda regla. Fue el año más mortífero para los palestinos de Cisjordania y Jerusalén desde que en 2005 la ONU comenzó a contabilizar las víctimas palestinas.
La última vez que el Parlamento israelí intentó legalizar la pena de muerte fue en 2018. El entonces ministro israelí de Seguridad Pública, Gilad Erdan, abogó por reducir al mínimo las condiciones de los presos políticos palestinos. El proyecto de ley pasó una lectura preliminar con 52 votos a favor y 49 en contra.
En una rueda de prensa en 2019, el ministro había declarado que “se acabó la fiesta” y que se rebajarían las normas penitenciarias israelíes para “disuadir el terrorismo”.
Menos de tres semanas después de que Erdan diera luz verde a la mano dura del Servicio de Prisiones israelí contra los presos, en enero de 2019, las fuerzas israelíes asaltaron la prisión de Ofer e hirieron a más de 100 reclusos, incendiando tres celdas.
Hoy Erdan es el representante permanente de Israel ante la ONU. Afirma que los detenidos vuelven al “terrorismo” una vez liberados, por lo que “deteriorar las condiciones de los terroristas es necesario, tanto para disuadir como para cumplir con nuestro deber moral hacia las víctimas del terror y sus familias.“
En otras palabras, Erdan aboga por que los detenidos palestinos sean castigados por las acciones que puedan cometer tras su puesta en libertad.
En respuesta a la intensificación de los ataques contra los detenidos en los últimos años, los presos llaman a la desobediencia colectiva dentro de las cárceles, mediante huelgas de hambre, prendiendo fuego a las celdas, negándose a ponerse en contacto o a acudir a las audiencias.
En febrero el Parlamento israelí aprobó en lectura preliminar un proyecto de ley que priva a los detenidos palestinos de tratamiento médico, legalizando su lenta muerte por desatención.
“Las autoridades de ocupación siguen haciendo caso omiso de todo lo aprobado por el sistema internacional, sin preocuparse en absoluto”, declaró Qaddura Fares, directora de la Asociación de Presos Palestinos, en respuesta al proyecto de ley contra el tratamiento médico de los detenidos.
“Y en el mayor silencio internacional”, continuó Fares, “las autoridades de ocupación siguen inventando leyes racistas que, a primera vista, sólo afectan a los palestinos, pero que en realidad afectan a toda la humanidad”.
Mariam Barghouti https://mondoweiss.net/2023/03/the-israeli-knesset-moves-to-adopt-the-death-penalty-for-palestinian-resistance/