Mueren 8 manifestantes en Sri Lanka durante las protestas por la carestía de la vida

La policía de Sri Lanka ha recibido órdenes de pasar a la ofensiva y utilizar munición real para frenar las protestas, tras otra noche de ataques incendiarios. Las manifestaciones contra la carestía de la vida se suceden desde hace dos meses.

Ocho personas han muerto desde el lunes en las manifestaciones, que han derivado en enfrentamientos violentos con la policía. El martes por la noche fue incendiado un hotel de lujo que pertenece a la familia del Presidente Gotabaya Rajapaksa.

Los manifestantes han quemado decenas de casas de políticos y parlamentarios, e incluso intentaron invadir la residencia oficial del primer ministro en la capital. Mahinda Rajapaksa, hermano del presidente, fue rescatado en un operativo la madrugada del martes luego de que miles de manifestantes irrumpieron en su residencia después de su dimisión como Primer Ministro.

La capital, Colombo, ha ordenado el toque de queda, que debió acabar ayer, pero se ha extendido hasta hoy. El ejército patrulla las calles. La policía ha pasado a la ofensiva, utilizando municiones de fuego real contra los manifestantes.

La policía ha reconocido que disparó al aire en dos sitios para dispersar quienes intentaban quemar vehículos.

Es la peor crisis económica desde la independencia del país. Este año el precio de los alimentos ha aumentado un 25 por cien. Desde Pakistán hasta Bangladesh, el gobierno ha pedido préstamos a casi todos los países de la región, o que le den “todo lo que le puedan proporcionar”. China e India han enviado arroz y otros alimentos.

El gobierno ha dado un giro de 180 grados en su postura de no pedir préstamos al Fondo Monetario Internacional y ha iniciado conversaciones para un plan de rescate. El país no tiene sin divisas para importar incluso los bienes más esenciales. Muchos productos básicos, incluidos los medicamentos, simplemente no están disponibles.

El gobierno de Rajapaksa aprovechó la pandemia para aplicar medidas draconianas para controlar a la población, prohibir las huelgas y las protestas y eliminar a la oposición política. Nombró a mandos militares para puestos clave, entre ellos el de gestionar las restricciones y demás medidas sanitarias.

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