Una multinacional como Monsanto, ahora propiedad de Bayer, tenía un departamento completo dedicado a desacreditar a los periodistas que exponían su corrupción y pagaba a Google para que amañara determinados resultados de su motor de búsqueda.
Monsanto operaba como un centro que recopilaba información sobre los periodistas que se atrevían a decir la verdad sobre el glifosato. Uno de sus mayores objetivos fue la periodista de Reuters Carey Gillam, quien denunció los vínculos entre Monsanto y el herbicida Roundup de Bayer a lo largo de los años. Ahora trabaja como directora de investigación de Right to Know (El derecho a saber), otro objetivo de las investigaciones de Monsanto.
La empresa le pagó a Google para promover resultados de búsqueda que criticasen las informaciones de la periodista cuando los usuarios buscaban términos como “Monsanto glifosato Carey Gillam”. También elaboró una estrategia para presionar a Reuters contra la periodista.
Llegaron a lanzar un ataque concertado contra un libro de Gillam justo antes de su lanzamiento, redactando temas para terceros que deberían emplear para criticar su trabajo e instruir a sus clientes para denostar la obra.
“Siempre supe que a Monsanto no le gustaba mi trabajo […] y trabajaron para presionar a los editores y silenciarme, pero nunca imaginé que una empresa de miles de millones de dólares gastaría tanto tiempo, energía y personal en mí. Es asombroso”. Gillam dice que su libro recibió una gran cantidad de críticas negativas en Amazon justo después de su publicación oficial y muchas de ellas repetían idénticos argumentos.
Monsanto se guardó un archivo con los nombres de alrededor de 200 periodistas y parlamentarios cuya influencia esperaba ganar. También iniciaron una investigación sobre el cantante Neil Young y escribieron un memorando sobre sus actividades contra Monsanto. Estaban tan preocupados por su influencia en el público que hicieron que su equipo legal lo vigilara.
Las actividades de Monsanto han aparecido gracias a documentos que salieron a la luz pública durante los juicios sobre el herbicida Roundup. Ya han sido declarados responsables en tres casos relacionados con el cáncer; y actualmente están pendientes más de 11.000 demandas contra Roundup.
El glifosato, que está catalogado como cancerígeno por el estado de California y considerado un carcinógeno probable por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, se usa en al menos 70 cultivos alimentarios en Estados Unidos, incluidos vegetales, frutos secos y frutas, además de utilizarse en el rociado de cultivos convencionales como avena, trigo y cebada antes de la cosecha. Su alcance es tremendo y se pueden encontrar residuos de la sustancia química en gran parte de los alimentos que se venden y consumen en Estados Unidos.
Monsanto también pagó a investigadores para escribir y publicar estudios fantasmas que dejan a estos productos con una percepción favorable. También han interferido con las agencias reguladoras y se han negado a realizar estudios de seguridad a largo plazo de sus productos.
https://www.naturalnews.com/2020-10-08-monsanto-paid-google-to-censor-search-results-discredit-journalists.html