Moldavia declara el estado de emergencia energética por el corte del gas ruso

Las disputas entre Moldavia y Rusia por el suministro de gas son anteriores al estallido de la Guerra de Ucrania. El Kremlin exige el pago de una deuda de alrededor de 700 millones de dólares, resultante del aumento de precios en 2021, una deuda que el gobierno moldavo se niega a reconocer.

El gobierno de Chisinau no acepta ni el aumento de los precios ni la deuda. La empresa Moldovagaz ha dejado de pagar, y ha ocurrido lo mismo que en cualquier vivienda en cualquier lugar del mundo: la empresa suministradora, en este caso Gazprom, amenazó a principios de este año con cerrar el grifo por falta de pago.

Pero ni siquiera ha sido necesario que Rusia cerrara la llave del gas porque lo ha hecho Ucrania, que ya no autoriza el tránsito de gas ruso a través de su territorio.

Como consecuencia de ello, Moldavia ha declarado el estado de emergencia energética porque depende en gran medida del gas ruso y de una planta de gas situada en Transnistria precisamente.

Aunque existen alternativas, como un gasoducto que une Moldavia con Rumanía o el uso de almacenamiento rumano, la prometida conexión a la red europea a través de una línea de alta tensión aún no está operativa.

Poco a poco el gobierno de Maia Sandu va aprendiendo que sus problemas no se pueden solucionar con pucherazos electorales.

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