A muchos no les gusta admitir que la economía es economía política. Para sus comunicaciones el mundo depende de las grandes empresas tecnológicas que, a su vez, dependen del gobierno de Estados Unidos. Como la Casa Blanca ha sancionado al Tribunal Penal Internacional, Microsoft ha seguido sus pasos.
Internet es lo que Estados Unidos quiere que sea, aunque durante su visita a Bruselas, el presidente de Microsoft, Brad Smith, juró una y otra vez que eso no es así. Sin embargo, nada más volver a Washington le pusieron firme.
En Bruselas se comprometió a defender los intereses de sus clientes europeos frente a las presiones del gobierno estadounidense. Nada más regresar a Washington Microsoft suspendió los servicios que utiliza la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional.
La censura es consecuencia de las sanciones impuestas por Washington a los funcionarios del Tribunal, que a su vez es consecuencia de la apertura de una investigación contra Netanyahu y el antiguo ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, por el genocidio que están cometiendo en Gaza.
Israel es intocable, como cualquier monarca absoluto. No sólo no puede condenado sino ni siquiera investigado.
Eso demuestra que Microsoft tiene no sólo la capacidad, sino también la voluntad de ejecutar las directivas del gobierno de Estados Unidos y recortar los servicios a cualquier usuario, institución, empresa o Estado del mundo.
Es lógico que haya cundido la alarma. Varias instituciones públicas neerlandesas ya buscan alternativas al margen de Microsoft y de Estados Unidos. Al mismo tiempo, están haciendo copias de seguridad para asegurar los datos que tenían en la multinacional tecnológica. En Alemania los medios se interesan por los sistemas de respaldo ante una posible pérdida de acceso a los servicios de Microsoft.
Como el resto del mundo, los europeos necesitan un futuro digital menos dependiente de Estados Unidos, y no solamente de Microsoft, sino también de Google. El Tribunal Penal internacional ha recurrido a Proton Mail, un servicio de mensajería, cifrado de extremo a extremo.
Se trata de un servicio sujeto a la ley suiza, que también le exige revelar ciertos datos a otro gobierno, el helvético, aunque esta información se limita a ciertos metadatos, como la dirección IP, y no se refiere a los correos electrónicos en sí.
—https://www.computerweekly.com/opinion/Microsofts-ICC-email-block-reignites-European-data-sovereignty-concerns
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