Messi: ¿Pucherazo?

Nicolás Bianchi

Andan, con razón, las redes agitadas ante la injusta decisión de la FIFA de otorgar a un gris y desdibujado Lionel Messi el Balón de Oro al mejor jugador del Mundial. Hasta el propio presidente de quien siempre gana la organización de los Mundiales de Fútbol, el kapo Blatter, dice estar (o fingir) «sorprendido», aunque sobrepone su condición de «diplomático», es decir, de cínico.

Después de la Copa del Mundo en Alemania-2006, la FIFA diseñó una nueva estrategia comercial para hacerse con los derechos televisivos y los patrocinadores (las entradas en taquilla son el «chocolate del loro» -aún así eran muy caras y entre el público brasileiro no vimos ni un rostro negro, todos blancos y recién duchados-, lo que no obsta para que insten a los Gobiernos a que no permitan la venta ambulante alrededor de los estadios de productos relacionados con el Mundial o la venta en las gradas de la cerveza Budweiser -pese a que la ley brasileña prohíbe su consumo en los recintos deportivos- por su contrato con la FIFA además de ser patrocinador («sponsor»). Y es que están los patrocinadores como Budweiser o McDonald’s, los patrocinadores locales (de la nación que sea) y, sobrevolando a todos, los socios («partners») como Coca-Cola. Adidas o Sony, entre otros, no muchos más. Aún en tiempos de crisis, el fútbol de élite sigue siendo un gran negocio.

La Copa del Mundo tuvo un ganador: la marca Adidas, uno de los principales socios de la FIFA. La empresa alemana llegó al Mundial patrocinando a nueve selecciones, una menos que su gran competidora, la estadounidense Nike, y una más que la italiana Puma. La final la disputaron dos selecciones de la firma de las tres tiras, Alemania y Argentina, quienes dejaron a Nike la consolación entre Brasil y Holanda. Desde 2006, cuando Francia (Adidas) e Italia (Puma) jugaron la final en Berlín, Nike no se quedaba fuera de la final del campeonato. La firma americana perdió, además, a su estrella, Cristiano Ronaldo, en la fase de grupos (Portugal), mientras que, por su parte, la marca teutona sufrió la mala imagen de un patrocinado suyo: Luis Suárez y su mordisco -reincidente, aquí lo más grave- al italiano Chiellini.

Es Adidas quien viste a los árbitros y proporciona el balón oficial (Brazuca). Además de esto, casi todos los premios individuales se los llevaron jugadores Adidas: Messi el Balón de Oro; Manuel Neuer, el portero alemán, el Guante de Oro y el colombiano James Rodríguez la Bota de Oro como máximo goleador del torneo. Sólo el francés Paul Pogba, jugador de la «cuadra» -hay que hablar así- Nike, se llevó un galardón al mejor jugador joven (21 años).

Lionel Messi, al margen de su indiscutible calidad como futbolista, un fuera de serie, ni siquiera fue incluido en el once ideal del campeonato. Sin embargo, recibió, «sorprendentemente», el trofeo patrocinado por Adidas, curiosamente el patrocinador de Messi y socio de la FIFA. Las uvas están maduras. Desconocemos si entre el jurado estaba algún pariente del pulpo Pol.

Nota. – Messi, que ni él se cree merecedor de ese premio, y hasta lo puede perjudicar, no podía rechazarlo -lo que le hubiera rehabilitado en cierta forma- pues, al fin y al cabo, se debe a su patrón, pero desde aquí apostamos a que a no mucho tardar, Messi declarará que no se merecía ese galardón.

Ustedes lo van a ver.

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