El Primer Ministro pakistaní, Imran Khan, fue desalojado del gobierno por un Golpe de Estado al acercarse excesivamente a Rusia y no respetar las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Su partido, el Pakistan Tahrik-e-Insaf (PTI), cuenta con un importante apoyo popular, especialmente en las áreas tribales del norte, adyacentes a Afganistán, pero también en Punjab y Sind y el miércoles se movilizaron de manera masiva, exigiendo la convocatoria inmediata de elecciones.
El llamamiento se produjo tras una conferencia del Partido en Peshawar. Khan calificó la manifestación como “un paso para proteger la soberanía del país”, e insistió en que su destitución fue “un complot organizado por Estados Unidos”.
Los militares despliegaron tropas en Islamabad (zona roja, enclave diplomático, oficinas públicas oficiales) para mantener a los partidarios de Imran Khan fuera de la capital.
Pakistán ha quedado en manos de los de siempre: los altos mandos militares vendidos a Estados Unidos y un “gobierno importado”, formado por dos de las dinastías más corruptas de políticos del sur de Asia: Nawaz y Bhutto Zardari.
Una potencia nuclear, como Pakistán, no puede esperar que en breve la situación se estabilice. Lo más probable es que broten tensiones con India para desviar la atención de la situación interna y, sobre todo, de la injerencia de Estados Unidos en la política pakistaní.
Durante los últimos días de su mandato como Primer Ministro, y en un gesto poco habitual en la historia política de Pakistán, Imran Khan elogió al gobierno de Nueva Delhi en la política mundial y, especialmente, su postura frente a las presiones de Estados Unidos en el marco de la actual Guerra de Ucrania.
El ultimátum de seis días dado por Imran Khan al actual gobierno pakistaní para que convoque elecciones generales y ponga fin al “gobierno importado” complicará aún más la situación política interna. Washington no quiere elecciones y, naturalmente, no quiere que las riendas de un fiel vasallo, como Pakistán, se le vayan de las manos.
Imran Khan señala que “Estados Unidos se fijó en él por sus decisiones de política exterior a favor de Rusia y China”, y por su visita en febrero a Moscú, donde se reunió con Putin. “Estados Unidos rechaza mis agudas críticas a la guerra contra el terrorismo de Washington, mientras que el Departamento de Estado estadounidense ha negado cualquier implicación en la política interna de Pakistán”.