La mayor operación se llevó a cabo en la provincia meridional de Mersin, donde han sido detenidos 93 militantes. Otros 70 han sido detenidos en Estambul. Entre los detenidos figuran algunos dirigentes del PKK, si bien por el momento no han trascendido sus identidades.
Además el ejército turco ha intensificado sus operaciones contra el movimiento nacionalista tanto en Kurdistán como en el norte de Irak desde que se rompió el alto el fuego entre el gobierno y el PKK en julio de 2015.
A partir de entonces se han reanudado los enfrentamientos, combates y ataques, en una región ya marcada por la violencia de la Guerra de Siria y la de Irak.
La policía turca asegura que en la redada también han ocupado dos Kalashnikov, 11 pistolas, 15 fusiles y 437 cartuchos.
Ha justificado el operativo afirmando que trataban de impedir una ofensiva de primavera coincidiendo con el 18 aniversario de la detención del dirigente kurdo Abdullah Öçalan, actualmente preso.
Como es costumbre, el argumento invocado por la policía es falso. La mayoría de los detenidos son militantes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), tercera fuerza del Parlamento turco, que agrupa tanto a militantes del PKK como a grupos turcos de izquierda.
Además, el PKK no realiza actividades armadas en Mersin, por lo que no se explican las detenciones en dicha provincia.
Finalmente, a los detenidos de Gaziantep no se les imputa ningún tipo de acciones armadas sino «hacer propaganda de organizaciones terroristas en las redes sociales» e «insultos contra el presidente, las instituciones y las fuerzas de seguridad», según un comunicado de la oficina del gobernador provincial insertado en su sitio oficial de internet.