Centroamérica se ha llenado de desempleados y de maquiladores. Honduras va a la cabeza en la región. ¿Quién se queda con los huevos de oro de esta industria? ¿Volarán estas golondrinas? ¿O se quedarán en Honduras, su actual paraíso?
Durante junio y julio [de 1997] la pujante industria de la maquila ocupó las primeras planas en los medios. La noticia desencadenante, sin precedentes en la corta historia de la industria maquilera, fueron los desmayos consecutivos de unas 60 operarias a lo largo de 8 días, hecho ocurrido a fines de mayo en la maquila coreana PINDU de La Ceiba. A juzgar por los informes, estos desmayos fueron provocados por la falta de condiciones en la fábrica (hacinamiento, altas temperaturas, deficiente ventilación) y también por una histeria contagiosa. El Ministerio del Trabajo le dio a la empresa un mes de plazo para que solucionara sus condiciones ambientales. Según el Inspector del Ministerio, en la fábrica sólo hay capacidad para 150 ó 200 personas, pero trabajan 420.
Lo que pareció un hecho aislado ocurrido en un lugar relativamente marginal, causó profunda preocupación entre los empresarios nacionales, dueños de los parques industriales donde operan las maquiladoras, cuando los desmayos colectivos se repitieron en el corazón de la industria de la confección, el municipio de Choloma, contiguo a San Pedro Sula. El 10 de junio [de 1997], más de 30 jóvenes de la maquiladora Won Chang donde trabajan 600 jóvenes se desmayaron en sus puestos de trabajo.
Las supervisoras coreanas de las líneas de trabajo achacaron los desmayos a razones sicológicas y se mofaron de las hondureñas. “Temblaban, sufrían de una opresión torácica y eran incapaces de llorar hasta desmayarse”, dijeron, describiendo un típico cuadro de histeria. El presidente del COHEP (Consejo Hondureño de la Empresa Privada) afirmó que los desmayos colectivos “podrían estar siendo promovidos por sectores interesados en afectar este rubro”. Juan Bendeck aludía así a la actual estrategia de los sindicatos textiles de Estados Unidos, que estarían intentando desprestigiar a la maquila centroamericana. Sin embargo, los inspectores del Ministerio de Trabajo constataron que la maquiladora Won Chang no reúne requisitos de higiene ambiental y acordó, con la empresa y con la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH), el cierre de la fábrica hasta que cumpla algunas cláusulas: dividir a las trabajadoras en dos turnos, mejorar la ventilación, establecer recesos de 15 minutos, etc.
‘Taller de sudores’
¿Por qué la reacción de suspicacia del más alto representante de la empresa privada hondureña? Entre los dos desmayos colectivos el de La Ceiba y el de Choloma se había constituido en Honduras un Equipo de Monitoreo Independiente (EMI) para supervisar el cumplimiento de los derechos humanos y laborales en KIMI, otra fábrica coreana ubicada en un parque industrial de La Lima, una ciudad del Valle de Sula, cercana a San Pedro. El convenio de monitoreo se firmó el 2 de junio entre la empresa extranjera y cuatro instituciones nacionales: el CODEH (Comité para la Defensa de los Derechos Humanos), la organización de mujeres CODEMUH, Cáritas de San Pedro Sula y los Jesuitas de Honduras.
La firma de este acuerdo despertó la abierta oposición de los empresarios y de sus medios de comunicación, que llegaron a contagiar con su rechazo a organizaciones sindicales. El promotor del EMI fue el CNT (Consejo Nacional del Trabajo) de los Estados Unidos y en parte, la propia empresa KIMI, atribulada por los cortes de contratos de las firmas estadounidenses compradoras de sus productos GAP y MACY’S e interesada en mejorar su imagen en cuanto a los derechos humanos. El CNT propuso a KIMI la fórmula del monitoreo independiente y el convenio se materializó, para escándalo de los maquiladores hondureños que denunciaron “la injerencia extranjera”.
El “nacionalismo empresarial” se exacerbó más a causa de los estadounidenses del CNT que los medios destacaron. Entre ellos, Charles Kernaghan, activista de extraordinarios talentos organizadores, que desde los años 80 mostró su solidaridad con las luchas populares de Centroamérica en otros campos. Kernaghan había estado ya en otras ocasiones en Honduras, promoviendo el viaje a Estados Unidos de trabajadoras hondureñas que denunciaron ante el Congreso de los Estados Unidos los maltratos que sufrían en las “sweatshops” tropicales. ‘Sweatshop’ significa literalmente taller de sudores, y es la etiqueta con la que se cuestiona a una maquila del Tercer Mundo que no cumple con los derechos laborales.
No hizo falta ni mucho tiempo ni mucho esfuerzo para que los sindicatos hondureños reconocieran el espacio que un monitoreo del tipo del EMI les puede brindar, pues el objetivo central del convenio es supervisar el derecho de las trabajadoras a organizarse. Si el monitoreo favorece a la empresa limpiando su imagen y recuperando sus contratos, también favorece el respeto a los derechos de las trabajadoras. A la larga, este respeto se traduce en mayor productividad. Poco a poco, la acusación de injerencia extranjera se fue desvirtuando, entre otras cosas por el reconocido prestigio de las instancias nacionales que integran el Equipo de Monitoreo.
Código de conducta
Los empresarios nacionales de la maquila invierten generalmente sólo en la infraestructura y administración de los parques industriales, mientras que los empresarios coreanos o estadounidenses invierten en la confección de la ropa y en la administración de las fábricas dentro de los parques. Con el tiempo, los nacionales se han ido dando cuenta de que la globalización tiene dos filos: uno que les favorece y otro que los limita. En unión con maquiladores de Centroamérica y el Caribe, los maquiladores hondureños celebraron el 28 y 29 de julio en San Pedro Sula el primer congreso de la industria de la maquila en el área. En él suscribieron, aunque sin la participación de los sindicatos o de los organismos de derechos humanos, un código de conducta para todas las empresas maquiladoras.
El interés por este código de conducta nació hace un par de años como fruto de la publicidad hecha entre los consumidores estadounidenses sobre las condiciones inhumanas existentes en las fábricas centroamericanas que hacían ropa para Wal Mart. Ante la presión de los consumidores, Clinton nombró una comisión, que incluyó a gigantes de la industria, como Nike y Liz Claiborne, y a representantes de grupos de derechos humanos y de sindicatos. El objetivo era formular un código de conducta que debían firmar voluntariamente las empresas que compran ropa confeccionada en el Tercer Mundo. Después de ocho meses de tensiones internas y de negociaciones, la comisión propuso un código de conducta, válido para maquilas estadounidenses y extranjeras. El 14 de abril de 1997 Clinton dio su apoyo al acuerdo de la comisión.
Este código de conducta incluye, por ejemplo, la prohibición de contratar a menores de 15 años, limitar a 60 las horas de trabajo semanal y proteger el derecho de las trabajadoras a organizarse. Para que el código se cumpla, se convoca a las fábricas a emplear a monitores independientes, que trabajen junto a grupos de derechos humanos. En este contexto, el EMI de la fábrica KIMI es un paso histórico en el desarrollo de las relaciones laborales de Honduras. Y, aunque los empresarios hondureños lo atacaron visceralmente como una traición a la patria, tendrán que examinarlo con detención si quieren conservar sus contratos.
El boom de la maquila
La industria maquilera de Honduras es la primera en Centroamérica y la segunda en el Gran Caribe, después de la de República Dominicana. Es la tercera fuente de ingresos de Honduras des pués del café y el banano. En 1996 generó 250 millones de dólares netos en valor agregado y dio trabajo a unos 75.000 trabajadores, un 75 por ciento de los cuales son mujeres.
Hay proyecciones de que la maquila llegue pronto a proporcionar 100.000 puestos de trabajo, no sólo en el rubro de prendas de vestir, sino en el rubro automotriz. El número de puestos de trabajo en la maquila podría duplicarse en sólo 3 años. El auge de empleo se nota en las cifras de la población económicamente activa (PEA) de Honduras. En un año, de octubre 95 a septiembre 96, la PEA subió de 49.5 por ciento a 51.6 por ciento, dándose el alza mayor en la participación femenina: pasó de 28.7 por ciento a 32.2 por ciento. Si esta tendencia se mantuviera durante 10 años, la PEA femenina se duplicaría y se acercaría a la masculina, acelerando cambios culturales que ya se están sintiendo, especialmente entre la juventud: independencia de la joven en el hogar, aumento de la maternidad precoz, crecimiento del machismo juvenil, con incremento de maras, etc.
En Honduras existen hoy 11 parques industriales zonas libres de exportación con casi 200 fábricas y otras 15 en construcción. La industria maquilera ha crecido rápidamente. Aunque las cifras van y vienen según las fuentes, como las golondrinas, muestran invariablemente una curva ascendente. De 1990 a 1996 el número de fábricas subió de 26 a casi 200, el número de trabajadoras de 9.000 a 75.800, el valor de la ropa exportada a los Estados Unidos de 112 millones de dólares a 1.200 millones.
Estas cantidades no expresan divisas que ingresan al país. Es sólo el valor de los artículos exportados. En general, ropa hecha con tela importada sin pagar impuestos. El beneficio que le queda a Honduras son sólo los salarios, el alquiler de las fábricas, el pago por servicios como la electricidad y poco más.
Competencia de México
Una limitación para el desarrollo de la maquila son los deficientes servicios nacionales de energía eléctrica, teléfonos y transporte. En 1993 y 1994, cuando se produjo la crisis eléctrica por el vaciamiento de la represa del Cajón y hubo continuos apagones, la industria maquilera tuvo una baja, en comparación con los años anteriores y con los siguientes. Otra limitación es la competencia de México. El Tratado de Libre Comercio (TLC) le da una ventaja del 28 por ciento a la producción de las textileras mexicanas, libres de impuestos de importación a los Estados Unidos.
Honduras se beneficia de dos acuerdos preferenciales de comercio con Estados Unidos: la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) y el sistema generalizado de preferencias. Ambos le dan a Honduras, y a otros países, preferencias unilaterales y temporales. En 1996, el gobierno de Estados Unidos propuso una ampliación de la ICC para igualar el tratamiento que se da a los países de la Cuenca con el que se da a México por el TLC, en el rubro de prendas de vestir. El Congreso de Estados Unidos es favorable a esa propuesta, pero exige requisitos: respeto a la propiedad intelectual, protección del medio ambiente y cumplimiento de las leyes laborales. Siendo metas difíciles de cumplir, los centroamericanos han optado por iniciar negociaciones para lograr un TLC con Estados Unidos.
Explotada o desempleada
El auge de la maquila va de la mano con la explotación de la mano de obra femenina. Predominan los bajos salarios, aunque son más altos que el salario mínimo, que es de 600 lempiras. Según un estudio de Price Waterhouse en 1994, el salario de las operarias de máquinas de coser, cortadoras de tela y empacadoras era superior en un 41 por ciento al salario mínimo.
Existe un abismo entre el salario que se paga a la operaria en Honduras y el precio que tiene la prenda de vestir que ellas hacen en los Estados Unidos. Un pantalón Kathie Lee, que cuesta confeccionar 25 centavos en salario se vende en 19.96 dólares. El trabajo maquilador es monótono y repetitivo, se desarrolla a presión y en serie. Una muchacha pasa todo el día pegando cuellos de camisas que otra le amontona. Hay horas extra obligatorias hasta 60 semanales, ambientes insalubres y calientes, se impide la sindicalización, se dan suspensiones y despidos injustificados, hay parcialidad del Ministerio del Trabajo a favor de la empresa y a veces, represión directa contra las obreras de parte de sus jefes inmediatos.
Esta explotación es posible por el alto índice de desempleo nacional, combinado con la competencia entre empresas y países por producir más a menos costo, con la complacencia del Estado hacia la inversión extranjera de la maquila como solución inmediata a los problemas sociales, con la defensa ideológica que hacen de la maquila los empresarios nacionales dueños de los parques industriales y con la amenaza constante de los inversores extranjeros de que levantarán el vuelo hacia países más favorables. Por eso se les llama “golondrinas”.
La amenaza de “volar” no la formulan directamente los extranjeros. De eso hablan los empresarios nacionales, especialmente los del norte, la Asociación de los Maquiladores, la Cámara de Comercio e Industria de Cortés y el COHEP. Dicen siempre que si se trata mal a la maquila ésta levantará el vuelo. Pero la realidad muestra lo contrario. Cada día llegan volando a Honduras nuevas maquiladoras.
A pesar de la obvia explotación, el pueblo que se beneficia con los salarios de las trabajadoras, y las mismas trabajadoras, están satisfechas con esta fuente de trabajo. En grupos de reflexión cristiana no es raro escuchar oraciones de agradecimiento a Dios por la llegada de una nueva fábrica al lugar y aun los críticos más severos reconocen que es mejor ser explotada que desempleada.
¿Estancamiento a la vista?
Después de años, se nota ya que las jóvenes operarias de la maquila están entrando en una etapa de mayor experiencia. Son muchas las que cargan con cinco años de trabajo cansado y rutinario. Ya no son niñas. Muchas han adquirido responsabilidades familiares, y aunque quisieran dejar el trabajo no tienen un marido que las ayude a sostener a sus hijos. Las madres, aunque jóvenes, pelean con convicción, se enfrentan y buscan apoyo en sindicatos u organizaciones, aunque no han dado aún el paso de creer en las organizaciones sindicales o en asociaciones similares como un instrumento de lucha colectiva. En parte, porque los sindicatos no han atinado aún a tocar la fibra organizativa de estas mujeres, y en parte porque, frecuentemente, ellas apuestan por un estatus más definitivo para sus vidas.
Las trabajadoras que llevan algunos años en la maquila utilizan al sindicato en formación para que la fábrica las despida y así recibir una prestación, que de acuerdo a la ley puede superar los 10.000 lempiras. Para no pagar esta prestación, la fábrica les hace la vida imposible, lo que genera un clima de incomprensiones mutuas, de indisciplina laboral (ausencias, llegadas tarde, quedarse en el baño) y de creciente represión (humillaciones de palabra, suspensiones, incluso golpes), lo que necesariamente disminuye la producción, dañando a la empresa y a las trabajadoras, como fue el caso en KIMI.
Después del boom inicial, la industria maquilera podría entrar en un estancamiento, por falta de una visión de largo plazo, por un cortoplacismo empresarial, que busca únicamente sacarle el máximo provecho al capital invertido en el mínimo tiempo.
Super refinería en Trujillo
El Gran Proyecto de Transformación Nacional (GPTN), anunciado en 1996 y diseñado para una inversión de 18.000 millones de dólares, no considera a la maquila como eje del despegue económico de Honduras. Tiene otros ejes: la producción de energía para la exportación (refinería, represa), la minería, la madera, el turismo y la agroindustria, rubros que necesitan de grandes inversiones en infraestructura: carreteras, puertos y aeropuertos. El GPTN propone la construcción de una supercarretera que una el Atlántico con el Pacífico y la creación de una superzona triangular (Puerto Cortés Trujillo Golfo de Fonseca Puerto Cortés) donde se dinamice el desarrollo.
Pero, aunque la maquila, especialmente la de confección de ropa, no aparezca en primer plano en el GPTN, la inversión en infraestructura la beneficiará, facilitando que se desconcentre del Valle de Sula y vaya hacia el Aguán, al este, y hacia Comayagua, al centro del país, y quizás hacia el sur. Aunque el GPTN apueste a la agroindustria, no se desprende de la concepción maquilera, que ha transformado a Honduras de una Banana Republic en un Sweatshop Paradise. Uno de los proyectos millonarios del GPTN es la construcción de una supermaquila continental de petróleo: la refinería más grande de América Latina en la bellísima bahía de Trujillo.
Aunque el gobierno aún no le ha dado la aprobación ambiental y existe resistencia de los grupos ecologistas y de la Iglesia católica de Colón, Miguel Facussé, presidente de la Comisión Ejecutiva del GPTN sigue mencionando la refinería. Según el proyecto, presentado en 1994 antes del GPTN, la refinería almacenaría hasta 20 millones de barriles de crudo para procesamiento, traídos a Trujillo desde países productores, y procesaría 150.000 barriles diarios para exportarlos a Estados Unidos, Colombia y otros países.
El proyecto del GPTN ya está en movimiento, puesto que la Corporación CRESSIDA, cuyo presidente también es Miguel Facussé, acaba de recibir del Banco Mundial un préstamo de 55 millones de dólares para manufactura y agroindustria. La manufactura es de productos de limpieza producidos en Honduras y El Salvador y la agroindustria incluye el cultivo de palma africana, de mango y de toronja, la fabricación de alimentos, bebidas y snacks, la refinación de aceites y la producción de productos derivados del tomate en México y en Nicaragua.
Las inversiones millonarias de Facussé quien también ha incursionado como gran inversor en Cuba conforman una especie de corporación multilateral que trasciende a Centroamérica y que pretende competir en los mercados de otros países. Por eso, mientras los maquiladores de ropa en Honduras se han quedado callados ante la aprobación de la nueva Ley de Protección del Consumidor por el Congreso hondureño, Facussé ha levantado su voz de protesta. A los primeros nos les va ni les viene el consumidor nacional, pero al “empresario patriótico” sí. Por el contrario, cuando los maquiladores protestan contra la supervisión de sus fábricas por “la injerencia extranjera”, Facussé, el mayor exponente hondureño de la globalización, calla.
En defensa de la globalización, Facussé también ha levantado la moral de los timoratos empresarios de Tegucigalpa integrados en la ANDI (Asociación Nacional de la Industria), en ocasión de que el Ministro de Comercio, Industria y Turismo anunciara en junio que el grupo de países CA 3 (Guatemala, El Salvador y Honduras) se uniría a México en el TLC. Facussé con sede en Tegucigalpa, aunque con inversiones por todo el país les animó a no temer la necesaria globalización, pues Honduras se estaría convirtiendo en uno de los países más competitivos gracias al gobierno de Reina, que baja aranceles y disminuye el déficit fiscal.
El GPTN es una alianza política del gobierno con los empresarios, más en concreto del gobierno liberal de Reina con el grupo de empresarios que encabeza Miguel Facussé. En todo momento, el Presidente de la República y el empresario de CRESSIDA se han defendido y alabado mutuamente. Para Reina, Facussé es ejemplo de nacionalismo empresarial y de una visión positiva del país. Para Facussé, Reina es el estadista de gran perspectiva.
Si en las elecciones de noviembre ganara el opositor Partido Nacional, el GPTN probablemente no desaparecería, pero el entusiasmo por él mermaría. Por esta razón se adivina el interés del gran grupo empresarial por la candidatura liberal del sobrino de Miguel, Carlos Flores Facussé, Presidente del Congreso. Cuando el empresario y el representante del Banco Mundial firmaron el convenio de inversión de los 55 millones para CRESSIDA, al lado del tío se encontraba sonriente el candidato liberal, satisfecho de añadir este tanto a la lista de logros alcanzados durante su gestión legislativa.
La manzana de la discordia
Dentro de la alianza de Miguel Facussé con el gobierno liberal de Reina han surgido algunas fuertes contradicciones internas. La manzana de la discordia es la privatización de Hondutel (Empresa Hondureña de Telecomunicaciones), que sería adquirida por una empresa mercantil promocionada por el Consejo Directivo del GPTN. Según un violento editorial del diario Tiempo, “todo parece indicar que esta privatización se convertirá en un fabuloso negocio para un determinado grupo empresarial, que desde las alturas del poder aparentemente ha planificado la operación para quedarse no sólo con el recurso sino con el poder que esta posesión le conferiría en el futuro”.
Aunque Tiempo no menciona por su nombre al accionista privado, se adivina que se trata de Miguel Facussé, declarándose así la pugna existente alrededor del principal recurso del Estado las telecomunicaciones entre Facussé y el dueño del diario, Jaime Rosenthal, dueño también del parque industrial continental y de una variada gama de negocios agrícolas, industriales y financieros.
Centroamericanizándose
El Presidente Reina firmó en julio un acuerdo en la línea del GPTN con el Presidente de Nicaragua para crear un corredor interoceánico entre Puerto Cortés y Corinto. Según el GPTN, esta supercarretera debe unir el Atlántico con el Golfo de Fonseca. El acuerdo con Nicaragua contempla la extensión de la supercarretera hacia el interior de Nicaragua y la permanente apertura de las aduanas entre los dos países, que hoy se cierran cuando cae el sol.
Aunque este acuerdo no menciona la maquila, la salida de la supercarretera al puerto nicaragüense de Corinto favorecerá posiblemente el establecimiento de fábricas maquiladoras en Valle y Choluteca. Y así como furgones con ropa maquilada en El Salvador sacan ya este producto a puertos guatemaltecos, furgones de ropa maquilada en Honduras podrán salir por el puerto nicaragüense.
En la concepción del GPTN, Honduras aparece como el centro de la integración comercial centroamericana gracias a este triángulo carretero, que también conectará el Atlántico hondureño con el Pacífico salvadoreño. La relación con El Salvador será más estrecha, ya que la organización promotora, regional y privada del GPTN la Corporación Interoceánica de Centroamérica, tiene ya acuerdos entre empresarios salvadoreños y hondureños.
El GPTN no arrancará del todo hasta que no se aprueben tres leyes fundamentales: la Ley de Concesiones, la reforma a la Ley Marco del Subsector Eléctrico y el Código de Minería. Son el pre requisito para atraer la inversión extranjera necesaria. El papel del candidato liberal Carlos Flores Facussé como Presidente del Congreso es crucial para la aprobación de estas tres leyes antes de las elecciones del 30 de noviembre.
¿Existe alguna relación entre la maquila y la delincuencia?
¿Existe alguna relación entre la maquila y la delincuencia? Aunque no se conocen datos numéricos, es frecuente escuchar hablar de los efectos que tiene la maquila en el crecimiento de la delincuencia en los barrios populares. Las colonias de San Pedro y Choloma, vecinas a las maquilas, han recibido muchos inmigrantes y en ellas proliferan las maras juveniles vinculados a una organización más amplia, que existe en varias ciudades y que se ve reforzada últimamente por los hondureños que llegan al país deportados de Estados Unidos.
Una causa del incremento de la delincuencia es el hacinamiento en las cuarterías por la inmigración descontrolada. Por otra parte, como las maquilas no pagan impuestos municipales son cada vez más deficientes los servicios elementales agua y desagües en estas viviendas. Otra causa es el desempleo de los varones jóvenes quienes, frustrados al contemplar a dos o tres hermanas con empleo fijo, tratan de desquitar, en las calles y con esta manifestación de rebeldía contra la sociedad, su machismo humillado.
La delincuencia golpea también a los empresarios de la maquila que, junto a los parques industriales o en conexión con ellos, han instalado bancos. Muchas maquilas suelen pagar en efectivo, pues las trabajadoras así lo prefieren para evitarse gestiones. Si en un parque hay 3.000 trabajadoras, el pago semanal mueve más de un millón de lempiras, que deben ser transportados desde el banco hasta las fábricas. Para las trabajadoras, el día de pago es tenso. A veces las empresas pagan sin anunciarlo, para que en el trayecto las trabajadoras no sean asaltadas en los buses por los ladrones. Pero sobre todo, para proteger de asaltos al vehículo del banco o al banco mismo.
Ramón Custodio, dirigente del CODEH, que participa en el Equipo Independiente de Monitoreo, ha pedido al gobierno que declare los asaltos bancarios un problema nacional y ha ofrecido cifras del aumento de estos asaltos: en 1993 hubo 11 y en 1996 fueron 53. Aunque su denuncia favorece a los empresarios, especialmente a los de la Costa Norte, Custodio argumenta que con el incremento en los gastos de seguridad privada para prevenir los asaltos se les encarecen a los usuarios los servicios del sistema financiero.
En su denuncia, Custodio señala que la mayor parte de los asaltos a bancos dura entre 4 y 8 minutos, lo que revela un alto grado de sincronización, similar al de los operativos militares, lo que indicaría que en este tipo de delitos están implicados militares y ex agentes del desaparecido DNI (Departamento Nacional de Investigaciones). Esta hipótesis se refuerza con el dato de que el Banco de las Fuerzas Armadas nunca ha sido asaltado.
Guerra económica
El boom de la maquila se inscribe dentro de la actual cultura de enriquecimiento rápido. Por un lado, alivia los efectos del desempleo y concentra en el norte del país el caldo de cultivo de la delincuencia. Por otro, favorece una “empresa informal del crimen organizado”, donde están implicados los militares, cuyo móvil es también el enriquecimiento rápido con el fin de ponerse al mismo nivel de la empresa privada formal.
Junto a esta lucha por espacios económicos, existe otra fuerte competencia, también por espacios económicos, entre un empresariado más orientado hacia la producción de bienes y servicios para consumo interno y el empresariado maquilador, que aunque no depende sólo de la maquila, tiene en ella un importante punto de apoyo, independiente de los vaivenes que padecen los consumidores nacionales.
Son grupos económicos que compiten por la privatización del Estado. Cada uno quiere su tajada y ambos aspiran especialmente a la de las telecomunicaciones. El grupo que se escuda para su crecimiento en el Gran Proyecto de Transformación Nacional se beneficiará más directa y medularmente de la realización de este Proyecto. Pero el empresario maquilador también se beneficiará lateral e indirectamente, por las inversiones que el Estado hará en energía, infraestructura y comunicaciones.A nivel político, estos intereses empresariales parecen estar representados en las corrientes liberales, que se sienten seguras del triunfo electoral en noviembre, para después de las elecciones repartirse las cuotas de poder. Aunque la corrupción lo embadurna todo, los grupos empresariales vinculados al crimen organizado están más cercanos al Partido Nacional. Preparándose para la victoria, la corriente liberal florista, a la cabeza del Congreso, se encargará de modernizar a todo vapor al Estado aprobando varias leyes. El enriquecimiento rápido al que se está apostando va de la mano con la aprobación rápida de leyes que el país no tiene tiempo de asimilar ni institucional ni culturalmente.
¿Se irán las golondrinas?
¿Sobrevivirá el boom maquilero? La creciente conciencia de explotación de muchas trabajadoras de las maquilas, debido a los años de experiencia laboral, al crecimiento de su personalidad y a la represión sufrida, puede estar conduciendo a una fase de agotamiento del boom maquilero.
A pesar de que abundan los pronósticos de crecimiento veloz, más veloz si se lograra una integración aparentemente imposible con México, la limitación principal de esta frágil industria puede ser la falta de motivación productiva que ya existe y que crece en las jóvenes. En un inicio, vieron en la maquila los perfiles del sueño del Norte. Ahora, sienten que este sueño paraliza, hasta físicamente, sus cuerpos.
¿Cómo responderán los empresarios? Tal vez con peligrosa irresponsabilidad: desentendiéndose del personal consciente y contratando a nuevas y más jóvenes operarias. Tratando de salvar a toda costa a la golondrina de los huevos de oro.
—http://www.envio.org.ni/articulo/313
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