Los habitantes de Bamako, la capital de Mali, se manifiestan regularmente todos los jueves para protestar por la presencia militar francesa y exigir que intervengan los rusos. Las banderas malienses y rusas se mezclan.
Los lazos entre Mali y Rusia datan de la época soviética, cuando las relaciones diplomáticas entre ambos países era muy estrecha. Actualmente existe una plataforma llamada “Rusia Intervención” que es abiertamente partidaria de reanudar los viejos vínculos con Moscú.
El nuevo presidente maliense, Assimi Goïta, recibió formación en Rusia. Algunos incluso dicen que habla ruso.
Los partidarios de Rusia se reúnen regularmente los jueves frente a la embajada rusa y hacen campaña para que Rusia se implique en los asuntos de Malí. Sidi Traoré, miembro de este movimiento popular, mira hacia el este. “Queremos que Rusia venga a solucionar nuestros problemas de seguridad”, afirma. Hemos visto la cooperación militar rusa con otros países, como Siria, o más recientemente la República Centroafricana. Estamos convencidos de que los militares rusos harán más que Francia”.
Bubacar Ba, un amigo íntimo del imán Dicko, opositor al gobierno del antiguo presidente Ibrahim Bubacar Keita, que tuvo mucho protagonismo durante las manifestaciones del año pasado, rechaza la idea de una intervención rusa. “Estamos asistiendo a una disputa geopolítica en el Sahel”, asegura.
Según Boubacar Ba, la tentación rusa está alimentada por el sentimiento antifrancésy anticolonial. “Una parte de la opinión maliense quiere luchar contra las autoridades francesas y encuentra en Moscú una solución alternativa. Pero es un salto a lo desconocido”.
La presencia francesa en Malí es regularmente contestada en las calles. Algunos creen que la Operación Barjan y su objetivo de luchar contra el terrorismo en la región ha sido un fracaso. Entonces, ¿por qué no pedir a otro actor que intervenga?
Para muchos, cuando Francia ha anunciado el fin de la Operación Barjan en el Sahel, la alternativa es Moscú. uno de ellos es Amadou Koita, presidente del Partido Socialista de Mali, cercano a Ibrahim Bubacar Keita, que ve a Moscú como un aliado potencial. “Malí tiene amigos, ya sea Francia o Rusia. Pero Malí no es un país desagradecido. No vamos a tirar el bebé con el agua de la bañera. Sabemos que 50 soldados franceses han caído aquí [desde 2013]. Por otro lado, es cierto que la Operación Barjan es un problema hoy en día, porque los resultados no están a la altura de las expectativas. Necesitamos todas las asociaciones para luchar contra el terrorismo”.
La tentación rusa es fuerte en Malí y, en particular, en Bamako, donde se encuentra gran parte de la clase política maliense.
A ver, elijan. Ortodoxos o católicos.
Me da igual.