La marcha partió pasadas las 18.00 horas de la tarde, precedida de una pancarta en la que se leía “Las vidas negras importan. Bizitza da handiena”, de la Plaza del Castillo y recorrió la avenida Carlos III hasta Merindades, donde regresó por la misma ruta de vuelta a la Plaza del Castillo.
En declaraciones a los periodistas, Madou Faye, que ha ejercido de portavoz de la comunidad senegalesa, señaló que se sienten «muy dolidos porque era nuestro compañero». «Ha pasado un mes» desde su fallecimiento en comisaría y «no se ha movido nada». «Queremos saber por qué murió», insistió.
Existen varias versiones sobre lo sucedido, pero un testigo que no ha querido identificarse ha relatado que le detuvieron en la calle Marcelo Zelaieta y que desde la inmovilización hasta su traslado a comisaría pasaron unos 15 minutos con el detenido sujeto en el suelo por cinco policías.
La Policía Nacional cuenta un chiste que ya hemos oído muchas veces: el detenido se resistió duramente a su detención y al trasladarle a comisaría un policía “se dio cuenta de que no respiraba”.
Sin embargo, dos testigos que presenciaron en directo la detención aseguran que la Policía se llevó al detenido ya inconsciente. Explican que dos policías de paisano dieron el alto a Ndiaye, que iba en moto y preguntó por qué lo paraban. El policía insistió en que se identificase y el joven respondió que por qué lo tenía que hacer.
La tensión creció hasta llegar a las manos. Ndiaye se resistió y los tres acabaron en el suelo. Al llegar al final de la escena en la calle, la versión cambia. La policía dice que, una vez en el coche, se mostró menos agresivo. La versión de los dos testigos es otra: «Cuando llegaron los otros policías lo inmovilizaron en el suelo sin problema. Durante un rato pudimos oír los gritos de dolor del chico, pero de repente, en un momento, se calló. Cuando lo subieron al coche estaba ya inconsciente, como muerto».
Cinco policías levantaron a pulso al detenido para introducirlo en el coche. En un vídeo se puede ver el instante en el que seis policías tienen reducido a Ndiaye. También se escuchan, en cierto momento, sus gritos.