Recientemente Bassiru Diomaye Faye salió de una cárcel de Senegal y ahora ha ganado las elecciones. El nuevo Presidente puede convertirse en otro quebradero de cabeza para el colonialismo francés. Sus primeras palabras no son alentadoras: no quiere romper las relaciones con la metrópoli, pero considera que es importante que la asociación sea “correcta”.
Faye ha mencionado un aspecto esencial del cambio: el franco CFA, herencia del colonialismo. “África está formada por 54 países, sólo 14 países no tienen moneda propia, los otros 40 tienen moneda propia”. Durante la campaña, también prometió que pediría su incorporación al grupo Brics…
Senegal es el tercer socio comercial de Francia en África. Las empresas francesas representan una cuarta parte del PIB y de los ingresos fiscales de Senegal. Pero Faye ha prometido revisar los acuerdos de petróleo y gas con las empresas occidentales, incluidos los acuerdos con British Petroleum, Endeavor Mining y Kosmos Energy.
El ejército francés puede acabar expulsado del país y también es posible un acercamiento a Rusia como potencia aliada, en detrimento de Francia. “Es hora de que Francia saque la rodilla de nuestro cuello y ponga fin a esta injusta opresión”, ha dicho Faye. Ya ha anunciado una renegociación de todos los acuerdos políticos, económicos, militares y culturales con Francia.
¿Se sumará Senegal a países como Malí, Burkina Faso y Níger, que mantienen relaciones conflictivas con Francia desde hace varios años? Recientemente, Níger, Malí y Burkina decidieron abandonar la CEDEAO para crear la Alianza de Estados del Sahel. Creen, entre otras cosas, que la organización subregional está bajo la influencia de Francia.
Senegal fue una colonia francesa desde el siglo XVII y uno de los puestos militares avanzados de los colonizadores en África Occidental, incluso después de su independencia formal.