El miércoles se produjo en Níger un Golpe de Estado militar que ha llevado al poder al general Abdurahaman Tchiani. El domingo una manfestación popular recorrió las calles de Niamey para apoyar al nuevo gobierno, en medio de banderas y gritos de apoyo a Rusia.
Inmediatamente Estados Unidos y Francia suspendieron su ayuda y empiezan a correr rumores acerca de una invasión imperialista. Francia tiene una base militar en el país africano.
Por su parte, los gobiernos de transición de Malí y Burkina Faso han afirmado su apoyo inquebrantable al nuevo gobierno. El anuncio se realizó tras las conclusiones de las cumbres extraordinarias de CEDEAO y UEMAO, que tuvieron lugar el 30 de julio de 2023 en Abuja. Según los gobiernos de Mali y Burkina Faso, su posición está motivada principalmente por la solidaridad panafricana hacia Níger.
Condenan la política punitiva adoptada por CEDEAO y UEMAO porque aumenta el sufrimiento de las personas y pone en peligro el espíritu panafricano. Este mensaje dirigido a la CEDEAO es también un mensaje dirigido a Francia, a quien los militares acusan de querer iniciar una intervención militar con el pretexto de liberar a Bazoum, el presidente destituido.
Ambos países se niegan firmemente a aplicar sanciones que consideran ilegales, ilegítimas e inhumanas hacia Níger. Además, Burkina Faso y Mali han advertido que cualquier intervención militar contra Níger será vista como una declaración de guerra contra ellos.
También advirtieron que cualquier acción militar de la CEDEAO contra Níger los impulsaría a retirarse de esa organización regional. La posición se basa en una profunda indignación por la actitud apresurada y aventurera de algunos dirigentes políticos de África occidental.
Lo mismo ha asegurado el gobierno de Guinea: hay un riesgo de dislocación de la CEDEAO.
Los gobiernos de transición de Burkina Faso y Malí también han expresado su preocupación por las consecuencias potencialmente desastrosas de una intervención militar en Níger que podría desestabilizar a toda la región, como sucedió durante la intervención unilateral de la OTAN en Libia, que provocó una expansión del terrorismo en el Sahel y África occidental.
Las implicaciones de esta declaración aún están por verse, pero está claro que la situación política en África occidental se encuentra en un punto de inflexión.
Níger alberga a 24,4 millones de personas. Un 40 por cien de ellas viven en una pobreza extrema, con unos ingresos inferiores a 2,15 dólares diarios.
Como en otros países del Sahel, antiguas colonias francesas, el malestar contra la metrópoli crece por momentos. A mediados del año pasado, cuando el destituido Presidente Bazoum aprobó el redespliegue de las tropas francesas de Barjan, varias organizaciones políticas comenzaron a intensificar las protestas contra Francia.
La principal de ellas es el movimiento M62, formado hace un año por una coalición de sindicatos y movimientos de la sociedad civil. Dirigieron llamamientos contra el aumento del costo de vida, la corrupción y la presencia de las tropas francesas.
El gobierno prohibió y reprimió violentamente varias protestas convocadas por M62 y su dirigente Abdoulaye Seydu, que fue encarcelado durante nueve meses en abril del año pasado por “perturbar el orden público”.
Fue el M62 el que organizó la manifestación del domingo, donde también estaban presentes grupos más pequeños de la sociedad civil como el Comité de Coordinación para la Lucha Democrática (CCLD) Bukata y Acción Juvenil por Níger.
El M62 apoya a los militares de la Junta y denuncia las sanciones de la CEDEAO y UEMAO por el golpe.
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