La noticia del ataque suicida de ayer contra una mezquita en el norte de Camerún, atribuido a Boko Haram, es harto significativa del concepto que los yihadistas tienen de su religión. Incluso mataron al imán mientras se dirigía a sus creyentes.
A partir de ahora habrá que poner la palabra “yihadismo” entre comillas y desvincular al islam por completo de ese tipo de organizaciones, salvo para poner de manifiesto su papel de víctimas.
Al menos 12 personas murieron en el atentado suicida que, aunque no ha sido reinvindicado, parece obra de Boko Haram.
La explosión tuvo lugar en Kouyape, en el distrito de Kolofata, próximo a Nigeria. Los musulmanes se agruparon en la mezquita para rezar cuando uno de ellos accionó su carga explosiva.
En la noche del martes otras dos personas fueron asesinadas en la misma localidad tras un ataque atribuido también a Boko Haram, una organización que se ha unido al Califato Islámico.
Camerún ha reforzado la presencia militar en la frontera común con Nigeria, donde ambos ejércitos actúan de forma coordinada con con Níger, Chad y Benin.
Desde noviembre del año pasado el unidades del ejército camerunés rastrean la región y han logrado impedir los movimientos de los yihadistas a gran escala, que se ven constreñidos a la realización de atentados suicidas con carácter esporádico.