Con sus imponentes casas de ladrillo rojo, sus cuidados jardines y su buzón rojo, Baskerville Road, en el distrito de Wandsworth, es un ejemplo clásico de las residencias familiares en las zonas más acomodadas de Londres.
Pero justo al lado de la casa de la esquina, que resulta ser la antigua casa del primer ministro de la época de la Primera Guerra Mundial, David Lloyd George, hay una nueva instalación que parecería más adecuada para el perímetro de una prisión de máxima seguridad o un campo de detención.
Se trata de una cámara de videovigilancia inquietantemente antropomórfica, con dos lentes que parecen ojos y otros dos rasgos indeterminados que hacen las veces de nariz y boca; y cuelga de un poste rodeado de pinchos para proteger el equipo de posibles ladrones o vándalos.
Dos de estos equipos de aspecto bastante siniestro -que parecen hacer las veces de farolas- se han instalado en Baskerville Road, donde las viviendas alcanzan los 10 millones de libras. Un cartel debajo de ellos dice que están ahí “para prevenir la delincuencia y promover la seguridad pública”. Esto sin duda tranquilizará a los vecinos de la calle.
Las extrañas cámaras blancas son sólo dos de los millones que se han instalado silenciosamente en toda Gran Bretaña en los últimos meses. Hay más cámaras de videovigilancia por persona en Londres que en Pekín. Los vecinos de la capital británica son la tercera población más vigilada del mundo.
Los ayuntamientos de Wandsworth y Richmond afirmaron a principios de este año que la tecnología de reconocimiento facial de las cámaras no está habilitada y que no se utilizará “por el momento”. Pero cuando el reconocimiento facial se convierta en la norma -la Policía Metropolitana ya lo está probando en las calles del centro de Londres- esto podría cambiar de la noche a la mañana.
Estos dispositivos no son más que las últimas incorporaciones a un sistema creciente de espionaje cada vez más intrusivo de la población británica. Están fabricados por Dahua, una empresa pública china, y equipadas con un programa de reconocimiento facial, aunque hay otros motivos de preocupación. Dahua ha padecido pirateos masivos de sus cámaras. La propia empresa admitió el año pasado que existe un “potencial muy alto” para otros incidentes de este tipo (1).
Más de la mitad de los 32 distritos de Londres utilizan sistemas de vigilancia creados por Dahua, el segundo mayor fabricante de equipos de vigilancia de China, o por Hikvision, el primer fabricante chino y el mayor proveedor de videovigilancia del mundo. El Ayuntamiento de Wandsworth y su vecino cercano, Richmond, firmaron un contrato de 1,3 millones de libras por cinco años con Dahua para adquirir 900 de estas cámaras de última generación en 2020.
Es uno de los mayores proyectos de vigilancia de Dahua fuera de China. El contrato incluye una sala de control, compartida por los dos ayuntamientos, a la que también tiene acceso la policía.
A diferencia de Reino Unido, Estados Unidos ha prohibido las cámaras de Dahua y Hikvision por la política de boicot hacia China. Hikvision está siendo eliminada de la red de vigilancia de la población de Londres, aunque será sustituida por otra empresa “de plena confianza” (2).
Hikvision es el mayor fabricante de equipos de videovigilancia del mundo. Está presente en más de 190 países, con sistemas de vigilancia policial hasta monitores para bebés. Fabricar productos de calidad a precios muy baratos.
Este año el Tesoro de Estados Unidos está considerando añadir a Hikvision a la lista negra de empresas sometidas a bloqueo, normalmente reservada para países como Corea del Norte o Irán.
La designación como SDN prohibiría a cualquier persona en cualquier parte del mundo hacer negocios con Hikvision, una sanción mucho más dura que la que sufre ahora la empresa china Huawei. Los países y las empresas se arriesgarían a ser añadidos a la misma lista si no cumplen.
(1) http://ipvm.com/reports/hack-dahua-recorders
(2) http://d3n8a8pro7vhmx.cloudfront.net/lchr/pages/445/attachments/original/1623135934/Ban_Hikvision_from_London.pdf