Los submarinos de Putin dentro de la Unión Europea

La web del Partido Comunista de Ucrania advierte en su portada de que Estados Unidos prepara un nuevo “Maidan” en Praga contra el Presidente checo Milos Zeman. Según los comunistas ucranianos, Estados Unidos trata de impedir por todos los medios que Moscú mantenga abiertos los puentes con los países del centro de Europa (1).

Empiezan a calentar motores. Las manifestaciones contra Zeman por las calles de Praga se han convertido en algo cotidiano. Utilizando un símil futbolístico, le sacan “tarjeta roja” por sus estrechos vínculos con Putin y su reciente visita a China. Durante los recientes actos oficiales de celebración de la fiesta nacional, cuando empezaba su discurso, le silbaron y le lanzaron huevos.

Los discursos de Zeman suenan muy distorsionados respecto a lo que al imperialismo le gustaría escuchar de los labios de un presidente de gobierno europeo. En relación a la situación en Ucrania, exculpa a Rusia de cualquier responsabilidad y afirma que se trata de una “guerra civil”.

La gota que ha colmado el vaso ha sido una entrevista concedida a una radio en la que, entre otras cosas, criticó al grupo musical Pussy Riot. Es alguien a quien hay que taparle la boca.

En Praga los organizadores de las manifestaciones y protestas hablan inglés y están muy organizados: reparten tarjetas rojas, no dejan que nadie les fotografíe y no quieren decir a qué movimiento pertenecen. Llevan banderas tibetanas, pero sobre todo ucranianas, no sólo la del país sino también la del nazi Stepan Bandera.

“No os tengo miedo a vosotros”, les dijo Zeman a los manifestantes el otro día a través de la megafonía. “Tampoco lo tuve hace 25 años”, añadió en referencia a la caída del Telón de Acero en Checoslovaquia.

Como es costumbre, la intoxicación propagandística le da la vuelta a la tortilla. “Quien siembra vientos recoge tempestades”, le dice la revista Respekt en tono de amenaza. Otros medios parecidos, como el diario Lidové Noviny, le califican de “provocador”.

Para entender lo que está ocurriendo en Europa central hay que recurrir, además, a comprobar lo que al respecto dicen los propagandistas del imperialismo, como la revista española “Estudios de Política Exterior” que titula un artículo  con esta chulería: “Hungría, un submarino ruso en la Unión Europea” (2).

En este caso le toca el turno al primer ministro húngaro Viktor Orban que, como bien dice la revista, ha ganado este año por amplia mayoría las elecciones legislativas, las europeas y las municipales al frente de un partido reaccionario. Orban es un aliado tan estrecho de Putin que éste le ha concedido 10.000 millones de euros para modernizar la planta nuclear de Paks.

Además, desafiando las sanciones impuestas por la Unión Europea a Moscú, Hungría acaba de aprobar la llegada del gasoducto South Stream del monopolio público ruso Gazprom que le asegura el suministro para el futuro a un precio muy ventajoso.

No es de extrañar que el imperialismo destile rabia hasta por los poros. La antigua comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, y el dirigente del Partido Liberal Europeo, Guy Verhofstadt, han pedido que se le imponga a Hungría la mayor sanción posible a un Estado miembro de la Unión Europea: el artículo 7 del Tratado de Lisboa que suspende al país en el ejercicio de sus derechos como miembro.

En fin, Orban pretende incorporar a su país a la nueva unión euroasiática impulsada por Moscú. Los países de Europa central no han tardado en darse cuenta de que la crisis económica ha agotado a la Unión Europea, una plataforma que exige mucho y no da nada a cambio.

Se trata de dos noticias que proceden de fuentes que no pueden ser más distintas, pero indican la misma dirección de los acontecimientos. Lo que sorprende de ellas no debería sorprender tanto. El eje de los desequilibrios mundiales se mueve hacia oriente, dejando a Rusia en una posición muy favorable.

El alineamiento de algunos países de Europa central con Rusia -y antes con la URSS- no es lo que los imperialistas pretenden hacer creer. No lo fue antes ni lo es tampoco ahora. Ni siquiera parece depender de la naturaleza de dichos países, ni tampoco de Putin, ni de una decisión caprichosa. No sabemos si es lo que deberían hacer o lo que les gustaría hacer. Lo que sabemos es que es eso lo que están haciendo y que es algo diferente de lo que intentaron hace 25 años cuando cayó el Muro de Berlín.

Todo parece volver a su sitio “natural” porque las fuerzas dominantes en el mundo, las potencias imperialistas , las conducen hasta ese punto. No les queda otro remedio, ni a Rusia, ni a los países de Europa central, que han sido invitados al banquete cuando todas las sillas ya estaban ocupadas. Es lo que parece estar ocurriendo; esos países se van al restaurante de enfrente.

(1) http://www.kpu.ua/ru/79350/ssha_gotovjat_cheshskyj_majdan_po_sverzhenyju_neugodnogo_prezydenta_zemana
(2) http://www.politicaexterior.com/articulos/informe-semanal/ispe-914-17-noviembre-2014/

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