Según los economistas, estamos en una etapa tan aguda de la crisis económica, que se está produciendo una deflación, es decir, una caída generalizada de los precios. Pero las estadísticas de la burguesía son tan engañosas como sus programas electorales.
En el universo sólo hay una cosa más veloz que la luz: el precio que tiene en España. Desde el inicio de la crisis económica en 2007, el precio de la electricidad para los consumidores domésticos se ha incrementado un 74,5 por ciento. Los que tenemos luz y no tenemos trucado el contador (de momento), pagamos casi 400 euros al año por la luz que van a engordar los bolsillos de los monopolios eléctricos.
Por el contrario, el incremento de los salarios en el mismo periodo ha sido del 12,3 por ciento y el IPC ha subido un 15,4 por ciento.
Entre 2007 y 2014 la factura eléctrica ha multiplicado por siete el crecimiento sus salarios. Para nuestros maltrechos bolsillos supone 3,58 euros de cada 100 euros, frente a los 2,6 de cada 100 euros ganados que suponía en 2007.
El esfuerzo medio para pagar la factura ha aumentado el 40 por ciento para las familias. Se considera que si un hogar debe destinar más del 10 por ciento de sus ingresos a hacer frente a los servicios mínimos está en estado de pobreza energética.
Como refleja Eurostat, las tarifas eléctricas españolas son las más elevadas de la Unión Europea. El coste de la luz ha subido en los hogares españoles durante estos últimos años a excepción del 2013, que experimentó un descenso en comparación con el 2012, según datos extraídos de la oficina estadística de la Comisión Europea, Eurostat.
Las subidas estratosféricas de precios no son sólo cosa de la luz. El gas y el agua también han subido por encima del IPC y de los salarios.
El precio del gas ha subido un 30 por ciento, según la misma fuente. El precio del gas bajó en los años 2010 y 2011, pero volvió a subir en el 2013″.
Otro suministro básico en el hogar, el agua, también cuesta más. En Catalunya el precio medio del agua doméstica ha subido más de un 40 por ciento entre el 2008 y el 2013.
En conjunto, los costes de luz, agua y gas han pasado a suponer para los hogares 6,97 euros en 2014, desde 5,4 euros en 2007, un esfuerzo cercano al 30 por ciento destinado a pagar servicios básicos.