El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, ha participado en una conferencia en la Universidad de Nicosia, la capital de Chipre, donde ha destacado la necesidad de reducir el tamaño del balance del BCE. Si bien una reducción es esencial, añadió, no va a volver nunca a los niveles iniciales de la institución.
Traduzcamos este lenguaje contable al román paladino: los planes de rescate y la compra de activos tóxicos han inflado el balance del banco, como se ve en el gráfico de portada.
Para comprar basura, el BCE tiene que imprimir dinero fiduciario. Los activos los contabiliza a un lado y los billetes al otro, pero tanto una cosa como la otra no son más que humo tóxico.
Hasta 2006 el balance del BCE estaba por debajo del billón de euros pero, a partir de la crisis de las hipotecas de alto riesgo, el cerdo comenzó a engordar muy rápidamente. El año pasado el BCE tenía 9 billones en su balance. Su tamaño se ha multiplicado por diez.
Cuando el contable quiere reducir el tamaño del balance, retira dinero fiduciario de la circulación. Sin embargo, la crisis financiera de esta primavera en Estados Unidos le tiene asustado.
Por eso Lane añade que el balance nunca volverá a los niveles anteriores. La normalización monetaria es imposible sin crear una crisis de grandes proporciones. Por lo tanto, el BCE tiene que seguir fabricando billetes y animando a los bancos privados a que sigan concediendo préstamos hasta que el cerdo se empache de comer tantas deudas.