En esta filtración también se detallan algunos planes para piratear coches y camiones inteligentes a través de sus sistemas operativos, y así provocar “accidentes”. Para ello se valdría también de la geolocalización de los smartphones de las víctimas. La CIA tiene proyectada la forma de controlar remotamente coches inteligentes para provocar “accidentes” aparentes con los que asesinar a sus ocupantes de forma selectiva.
Estos planes, llamados Vault7, se iniciaron en 2014 e incluyen varias plataformas móviles que ser infectadas mediante código que permite la activación remota y discreta de componentes como el micrófono, la cámara, o el envío de información de la terminal.
Según WikiLeaks, este lote es el más importante que han logrado capturar a lo largo de su historia. Se trata de 8.000 documentos fechados entre 2013 y 2016 del Centro de Ciberinteligencia de la CIA, algunos de los cuales se refieren a mecanismos de mensajería intantánea como WhatsApp, Signal y Telegram.
El programa “Weeping Angel” (El Llanto del Ángel) permite a la CIA simular el apagado de un televisor para utilizarlo como micrófono capaz de continuar grabando las conversaciones que se entablen a su alrededor. El espionaje estadounidense también es capaz de atacar los iPhone de Apple, los Android de los móviles y los sistemas operativos Windows de Microsoft.
Una de las revelaciones indica que la CIA opera desde su central en Frankfurt, que tiene su sede en el consulado de Estados Unidos en la capital alemana y sus mercenarios operan con pasaporte diplomático.
Julian Assange tenía planeada una rueda de prensa para explicar esta filtración, pero ha tenido que posponerla argumentando que sus plataformas “han sido atacadas”. Esta filtración es según el propio Assange “excepcional desde una perspectiva legal, política y forense”, y supone un “gol en propia meta para la CIA”.