Con el rostro cubierto, los presos palestinos liberados han denunciado las palizas y violaciones que les han infligido durante su detención o por colonos. Los testimonios se llevaron a cabo frente a un Comité de Investigación de miembros de la ONU (COI) reunidos en Ginebra desde el martes.
“Fui humillado y torturado”, dijo Said Abdel Fattah, un enfermero de 28 años arrestado en noviembre de 2023 cerca del hospital de Al Shifa, en Gaza, donde trabajaba. “Yo era como un saco de boxeo”, dijo en videoconferencia y a través de un intérprete, recordando un interrogatorio particularmente violento. Fue liberado el mismo mes.
El verdugo israelí “no dejó de golpearme en los genitales […] Estaba sangrando por todas partes, del pene y del ano”, dijo. “Tenía la impresión de que mi alma estaba saliendo de mi cuerpo”.
El enfermero declaró ante el Comité de Investigación Independiente de la ONU (COI) sobre la situación en los territorios palestinos ocupados, establecido por el Consejo de Derechos Humanos. El Comité convocó dos días de audiencias sobre las violaciones perpetradas por la policía y los colonos israelíes.
Los defensores de los derechos humanos que ya han declarado relataron un recursso sistemático a la violación de los detenidos palestinos, pero también durante los controles de identidad.
El abogado palestino Sahar Francis aseguró que la violencia se ha convertido en una política israelí generalizada. Prácticamente todos los detenidos en Gaza han sido registrados desnudos, dice, a veces con la soldesca rompiendo una porra contra el ano de algún prisionero. Las violaciones y abusos sexuales están muy extendidos, según el abogado, quien cree que así ocurrió, particularmente durante los primeros meses de la última guerra en Gaza.
Mohamed Matar declaró ante el Comité las horas de tortura a las que fue sometido por el Shin Bet, la seguridad interior de Israel, y los colonos, sin que la policía interviniera. Sólo unos días después del 7 de octubre, y cuando acudió a ayudar a los beduinos atacados por colonos, él y otros dos hombres fueron llevados a un establo. “Allí, el jefe de la unidad se puso encima de mi cabeza y me ordenó comer […] el excremento de las ovejas”, dijo.
Ante decenas de colonos, el jefe orinó entonces a los tres prisioneros. Sometido a 12 horas de violencia, Matar le imploró: “Méteme una bala en la cabeza”. Reteniendo sus lágrimas, el testigo recuerda al jefe saltando de espaldas e intentando sodomizarlo con un palo. Muestra una fotografía tomada por los colonos en la que vemos a los tres hombres, con los ojos vendados, tumbados en polvo, en ropa interior y otras imágenes que lo muestran cubierto de contusiones.
Después de su testimonio confesó a los periodistas que había pasado meses en un estado de shock psicológico. “No pensé que hubiera gente en la Tierra con tal grado de fealdad, tristeza y crueldad”.