La aplicación de uno u otro término no es baladí, ya que si se trata de refugiados es de aplicación la Convención de Ginebra de 1951, la cual obliga a los países firmantes de la misma, y todos los reunidos lo son, a admitir a esos solicitantes de asilo o refugio, y a estudiar uno a uno cada caso en particular, lo cual llevaría años, y mientras esa situación no se resuelva el estado requerido debe otorgar a los solicitantes un trato especial consistente en proporcionar vivienda, alimentación, sanidad y educación a todos ellos. Si en cambio se trata de inmigrantes, cada estado puede negarse a admitirlos, sobre todo cuando se utiliza el adjetivo “ilegal”.
Lo más curioso de la reunión de París, es que todos los invitados fueron (¿fueron o aún lo son?) potencias coloniales en África. España en Marruecos y en Fernando Poo; Alemania en Namibia y en Togo; Italia en Somalía, Libia y Eritrea; y la más rapaz; Francia en Senegal, Costa de Marfil, Mali, Chad, la República Centroafricana, Camerún, Guinea Conakri. Es decir, que todos los países europeos asistentes a dicha reunión fueron y son todavía saqueadores inmisericordes del continente africano. Su responsabilidad es enorme en las condiciones de vida (¿o condiciones de muerte?) de esos pueblos; que ahora quieren impedir que vengan a su territorio.
Otra de las cosas que también llaman la atención, es que a esa reunión, exclusiva para blancos ricos, fueron invitados los presidentes y/o primeros ministros de países saqueados como Nigeria, Chad y Libia. La foto de “familia”, los muestra, salvo al de Libia, con sus trajes tradicionales, que desentonan con el resto. La pregunta que hay que hacerse es ¿para qué los invitaron?. La respuesta es muy simple: les pidieron a los robados en esa reunión de ladrones, que apliquen mano dura a sus paisanos que quieran llegar al “paraiso” europeo; es decir que hagan de perros guardianes de sus propios y desesperados pueblos para que los “demócratas” de toda la vida puedan seguir gozando del robo, la malnutrición, el analfabetismo, las enfermedades y otros “beneficios” de la colonización.