Naturalmente, es una falsedad histórica. El remedio a las crisis del capitalismo siempre ha sido el socialismo. Por ejemplo, tras la crisis financiera de 2008, Islandia adoptó cuatro medidas de socialización:
a) no se gastó el dinero público en rescatar a los bancos, los dejó caer y luego los expropió y socializó
b) el país se declaró en quiebra y no pagó una parte de la deuda exterior, lo que fue aprobado dos veces por referéndum
c) impuso restricciones a los movimientos de capitales, que han durado hasta marzo del año pasado
d) devaluó la corona islandesa
Al año siguiente el primer ministro, Geir Haarde, tuvo que dimitir. En 2011 fue juzgado por llevar a su país a la quiebra. Le absolvieron de tres de las cuatro acusaciones que le imputaban. Sólo le quedó una condena por un delito insignificante: no convocar reuniones del consejo de ministros para analizar la crisis y las medidas a adoptar.
Si eso hubiera ocurrido en la URSS en 1936 lo hubieran calificado como una horrosa purga stalinista. Pero de Islandia no se puede decir eso sino todo lo contrario, porque es un modelo ideal de democracia.
Las decisiones de política económica no las pueden tomar superestructuras fantasmagóricas, como el FMI, o tipos al filo de lo imposible, como Montoro. En absoluto. Hay que reunirse y votar. Lo mismo que en Suiza, en Islandia convocaron dos referéndums para decidir si pagaban las deudas o no (y naturalmente el resultado salió que no).
La intoxicación pone a Islandia como modelo de política económica, a pesar de que si esas mismas medidas las hubiera adoptado Venezuela, las hubieran presentado como todo lo contrario: un escándalo, un fracaso del chavismo… Por el contrario, a pesar del “socialismo”, Islandia no fue objeto de sanciones ni de bloqueo económico. Recibió ayudas cuantiosas del FMI, e incluso de Rusia.
El lavado de cerebro sigue con el feminismo burgués de un portavoz del imperialismo tan cualificado como The Economist, para quien Islandia es “el mejor país del mundo para ser mujer” (1), y sería mejor todavía si acabaran con una brecha salarial del 14 por ciento entre trabajadores de distinto sexo.
La isla salió de la crisis bastante rápidamente, con crecimientos salariales por encima del 8 por ciento nominal. En 2016 su PIB se creció más de un 10 por ciento. Pero sigue siendo un país capitalista y, como dice la prensa económica especializada, no hace más que “esperar con calma su próxima crisis”(2).
Es algo que repiten muy frecuentemente los mismos que afirman que el socialismo ha fracasado: el capitalismo puede ir de una crisis a otra peor, pero nadie dice lo mismo. ¿Consideran los capitalistas que sus crisis son un gran éxito?, ¿consideran el paro como un éxito?, ¿y los desahucios?
(1) http://www.economist.com/blogs/graphicdetail/2016/03/daily-chart-0
(2) http://www.eleconomista.es/economia/noticias/8161070/02/17/Islandia-espera-con-calma-el-proximo-crash-su-PIB-se-dispara-mas-de-un-10.html