La noticia pasó desapercibida con las fiestas navideñas, pero tiene miga. Hace apenas dos semanas, la Guardia Civil allanó un almacén en Andalucía. Detuvieron a tres hombres por tráfico ilícito de armas, que vendían armas de estilo militar a traficantes de drogas en el sur de España, y que servían para financiar sus actividades fascistas.
La operación se produjo después de una investigación de años sobre una serie de crímenes violentos en el sur de España.
En total, la policía intervino sobre tres localidades de Andalucía, encontrando «160 armas de fuego compuestas por 121 armas cortas, 22 rifles de asalto y ocho metralletas. También han encontrado 9.967 cartuchos de distintos calibres, ocho silenciadores, 273 cargadores e incluso una granada con un kilo y medio de explosivo militar ”, según el comunicado publicado por la Guardia Civil y difundido por EFE.
La Guardia Civil también dijo que encontraron «un tesoro» de objetos, uniformes y banderas de temática nazi. De los tres detenidos, uno era británico y los otros dos alemanes, uno de los cuáles estaba fichado como activista fascista en su país.
Los tres han sido acusados de tráfico de armas, tráfico de drogas y falsificación de documentos oficiales.
Según los funcionarios, la organización funcionaba mediante la adquisición de armas en Europa del Este. Una vez que éstas llegaban a España, uno de los hombres, altamente capacitado en su fabricación, borraba los números de serie y transformaba algunas de ellas en armas de asalto antes de venderlas a los delincuentes.
El fascista fichado se encargaba del almacenaje y la ocultación de las armas. Empaquetadas en bolsas herméticas, las armas estaban listas para su distribución en una nave que este ciudadano alemán tenía alquilada.
Allí, los agentes de Información han encontrado un verdadero polvorín de armas, piezas y municiones. Incluso tenía una granada anticarro con un kilo y medio de explosivo militar.