La quema de las palmeras se produjo después de que la Liga Norte y Casa Pound convocaran una manifestación contra los inmigrantes en la que denunciaron la “africanización” de la Plaza del Duomo.
Eligieron las palmeras porque, según los fascistas, se trata de “plantas tropicales” impropias para estar presentes delante de un monumento nacional. Es como si hubieran dicho, a la manera ecologista, que se trata de una “especie invasora”, impropia de la flora autóctona. En otras palabras: para los fascistas Italia no es una país tropical y no debe haber palmeras ni emigrantes.
Los fascistas italianos deben viajar muy poco, y nunca hacia el sur, porque las palmeras forman parte del paisaje italiano, tanto en Roma, como en la Riviera o en Sicilia, que no están en los catálogos turísticos como sitios tropicales.
Además, tampoco leen mucho: su ídolo Benito Mussilini erigió la palmera como símbolo del imperio colonial italiano.