El estudio lo han dirigido Samantha Bradshaw y Philipp Howard y se ha publicado con el título “Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation” (*). Los autores han tomado una muestra de 28 Estados, concluyendo que el fenómeno se ha disparado tras 2010, cuando comienza el auge de las redes sociales.
Los partidos institucionales, las elecciones y los sondeos electorales se han convertido en los máximos protagonistas de los intentos de manipulación de los votantes mediante la difusión de información falsificada. Los últimos ejemplos los constituyen las presidenciales de Estados Unidos y las francesas, donde la manipulación se ha tratado de desviar mediante una segunda manipulación: difundiendo la cortina de humo de los ataques informáticos rusos.
El estudio analiza países muy diferentes, como Turquía, Siria, Rusia, Corea del norte, Gran Bretaña, Israel o Alemania. Algunos de estos países son los que más hablan sobre la necesidad de impidir la circulación de falsedades y “limpiar” internet de bulos, como si los mismos no tuvieran nada que ver con ellos.
Las falsedades se rigen por sus propias leyes. Una de ellas es que, como internet es un campo de batalla internacional, una de las grandes fuentes de desinformación son los espías y militares. La mayor parte de las noticias falsas se crean de manera premeditada, para crear caos y confusión en relación con las guerras existentes en el mundo. Internet ha facilitado mucho la tarea de las centrales de espionaje, en cuya tarea se auxilian cada vez más por periodistas, sicólogos e informáticos.
Otra ley es que una falsedad llega más lejos cuanto más poder tiene el que la emite, ese tipo de agencias de prensa y cadenas de comunicación “prestigiosas”. Sin embargo, para desviar la atención, han logrado cargar la responsabilidad de las falsedades contra los pequeños blogs y los sitios independientes de información.
(*) http://comprop.oii.ox.ac.uk/wp-content/uploads/sites/89/2017/07/Troops-Trolls-and-Troublemakers.pdf