“Cuando el Ejército norteamericano mira hacia el futuro se ve actuando en las grandes megalópolis en expansión, en densos espacios congestionados en los que los grupos criminales y extremistas florecen casi sin ser detectados por las autoridades, aunque pueden alcanzar elevados niveles de poder al mismo tiempo que socavan la autoridad del Estado democrático”, afirmaba la revista.
El Pentágono está convencido de que las urbes de Estados Unidos serán -cada vez más- su próximo gran campo de batalla. Pero hasta la fecha ningún ejército ha luchado nunca en el interior de una ciudad de gran tamaño.
Como los recientes sucesos de Dallas ponen de manifiesto, en el futuro la policía de Estados Unidos tendrá de enfrentarse a importantes ataques armados para los que no están capacitados, por lo que deberán ser auxiliados por tropas del ejército que, incluso, deberá tomar el mando en algunas ocasiones.
El jefe del Estado Mayor, Raymond T. Odierno, afirmó que “es inevitable que en algún momento se recurrirá al Ejército de los Estados Unidos para operar en una megaciudad, y en la actualidad el Ejército no está preparado para hacerlo”.
Odierno explicaba que el desencadenante de ese tipo de guerra civil en las ciudades radica, entre otros, en la miseria cada vez mayor de amplias masas de la población, la “creciente disparidad de ingresos”, lo cual exigirá que el ejército salga a la calle para “tomar medidas”.
Para imaginar cómo sería una intervención de este tipo, el Pentágono simuló un “juego de guerra” en el que las tropas debían combatir en un escenario urbano contra sus propios ciudadanos.
En el juego, un Equipo Rojo, que representaba a las organizaciones armadas que ponían contra las cuerdas al Estado, practicaba varias estrategias para derrotar al ejército: sofisticados ataques con virus informáticos, tácticas ofensivas de guerra electrónica, manipulación de datos, manifestaciones, motines y desórdenes callejeros.
El resultado de la batalla simulada fue de fracaso para el ejército: la rotura de una presa ficticia provocó un enorme desastre, cayeron partes fundamentales de las instituciones locales y las organizaciones armadas se apoderaron de las calles sin que nada ni nadie fuera capaz de hacerles frente.
El teniente general Herbert Raymond McMaster, responsable de la interpretación de la simulación, explicó que el juego había demostrado que la infantería debe aprender a ampliar su capacidad de acción, que debe ser más autónoma y, sobre todo, más rápida y eficaz.
En los próximos años los escuadrones de infantería debían tener apoyo aéreo, así como capacidad de acceder a vídeos en tiempo real que muestren el estado de la situación en diferentes zonas. “Una de las cosas más importantes será la capacidad de fuego que puedan alcanzar los escuadrones, especialmente con armas disparadas desde el hombro, así como el desarrollo de plataformas móviles o voladoras capaces de incrementar el fuego de precisión”.
En sus tácticas de juego, el ejército utilizó chorros de energía dirigida (armas láser o de energía electromagnética) que permitían a los soldados reducir sus necesidades logísticas e interferir en la capacidad de ataque con misiles de los enemigos.
Tras la experiencia, el general anunció que “para luchar contra el enemigo urbano del futuro, drones o aviones pueden ser de mucha ayuda, pero la victoria final solamente llegará a pie de tierra. Para obligar verdaderamente a los enemigos, se necesita a seres humanos en contacto con otros seres humanos”.
No sólo el ejército estadounidense está convencido de que las ciudades serán los grandes campos de batalla del mañana. Hace apenas un año, el ejército australiano publicó su “Informe sobre las guerras terrestres del futuro” que llega a las mismas conclusiones.
Los militares australianos escribieron que “la aparición cada vez en mayor medida en las ciudades de zonas no reguladas, o territorios fuera de control en los que las leyes y las normas no se aplican, ofrece un refugio potencial para el crimen organizado, para los terroristas y para los insurgentes, a partir de los cuales se pueden organizar y operaciones de ataque al ordenamiento legal”.
Por su parte, fuentes de la inteligencia francesa han revelado que las fuerzas de seguridad del país galo se están preparando para afrontar “masivos disturbios civiles, protagonizados por inmigrantes radicalizados apoderándose de barrios enteros”, según informó el año pasado el periódico británico “The Telegraph” (2).
El ejército francés está preparando ya planes de contingencia para “reconquistar el territorio nacional” y recuperar áreas enteras en las ciudades, en el caso de que la población inmigrante obtenga armas y se convierta en “abiertamente hostil” a la República.
“Hay un montón de jóvenes inmigrantes de cuarta generación muy enojados por su situación y la perspectiva de radicalización es cada vez más probable”. Las redes islamistas han estado adquiriendo de contrabando rifles automáticos Kalashnikov y misiles anti-tanque, que ya han introducido en Francia, según el diario británico.
Hace tiempo que lei esa información publicada en el Army Times, no cabe duda que cuando el capitalismo crea sus crisis económicas las tiene que pagar el que no las crea, los ciclos económicos ya no funcionan como antes, esta véz están jodidos, porque el capitalismo se muere, solamente lo oxigenan parcheandolo para evitar su entierro, en un país como los ee.uu. de norteamérica de unos 320 millones de habitantes, un país capitalista que no logra sus objetivos, un país en desórden social, un país racista, un país con pena de muerte,un país en donde si vas por la calle con un dolar nadie te reconoce ni te saluda, y se vas con cincuenta dolares ya vales la mitad, y a esto lo llaman democrácia, el país de las oportunidades, el boca en boca de los yankees del dios salve américa, etc.
Lo que si está claro es que sobra gente, no solo en usa, sino aquí también en españistán, somos demasiada gente para que el putrefacto y agonizante sistema capitalista nos mantenga a todos, estos buscan las formulas que sean para combatirnos y eliminarnos como sea, con infecciones, enfermedades, y la guerra, tanto armada como sicológica, son el terror de los mundos, por poco se empieza como en Dallas y otras partes hasta que se consiga la agrupación y entonces será ello. Y luego que haya imbeciles como los de podemos que piensan que todavía el capitalismo tiene una cara oculta que sonrie y es la que nos va a solucionar la problemática existente, que júnto a la otan creen que es necesaria todavía, sino que vean las declaraciones de donald trump cuando dice que la otan no sirve para nada, claro hay que preparar escuadrones militares con otra táctica y estratégia para combatir a la población al no ser ningún ejército,sabiendo que se va a armar, todo huele a que están pensando posiblemente en que en los ee.uu. pueda cambiar la mentalidad hácia un estado pre-revolucionario hácia el socialismo, veremos a ver.
De doce a trece mil millones de humanos, en una tierra debidamente gestionada, estaríamos mejor que los siete mil millones actuales. Seremos demasiados para unos pocos marranos, amos de lo nuestro por expropiación o despojo mafioso indebidos del proletariado y desarrollo tecnológico por el que a dichos amos ya no les es necesaria tanta mano de obra, pero no desde perspectivas más racionales y sociales en las que el reparto del bienestar fuese la norma en lugar del acaparamiento y apropiación de los recursos por esos marranos. ¿Suficiente para que con el trueno brille algo de la luz del rayo que yo soy?
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No somos demasiados. Eso es un tópico, en el sentido de no razonado, que no por extendido es más cierto, pese a que lo asume gente aparentemente intelectual e inteligente, que se ha dejado penetrar por las repeticiones habidas al respecto. (Y ya se sabe que a base de repeticiones, las mentiras pasan por verdades, pero yo no trago, porque afortunadamente leí mejores informes que los basados en la repetición tópica que aquí asume Trueno.)
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Saludo, Trueno