Cuando la realidad cae por su propio peso y la gran mayoría
de la población no dejamos de alarmarnos por datos como casi seis millones de
parados, un 22% de españoles viviendo bajo el umbral de riesgo de pobreza, el
40% de los hogares con dificultades para afrontar gastos imprevistos, 1’7
millones de familias con todos sus miembros en paro, o un paro juvenil que
supera el 54%, ahora, los sindicatos CCOO y UGT convocan una huelga general
para el 14 de noviembre respaldada por el PSOE, ocho meses después de la última
(la del 29-M). Cabe preguntarse si no ha habido ningún motivo en todo este
tiempo, entre una y otra huelga, para seguir ejerciendo más presión y paros en
la producción. Es lógico, también, cuando nos preguntamos si quizás los motivos
sean políticos y/o partidistas, dado que pese a la mala gestión del Gobierno
anterior sólo se le convocó una huelga general. Otra pregunta lógica que todo
el mundo nos hacemos, y quizá la más importante, es si estos sindicatos
volverán a vender a todos los trabajadores firmando pactos con el Gobierno de
turno después del parón de 24 horas que a todos nos animan a cumplir. Quizás,
la respuesta sea que su parón irrisorio y oportunista de 24 horas sirve sólo
para lavar la imagen de unos sindicatos y/o políticos frente a una sociedad
cada vez más condenada a la pobreza y la precariedad laboral. Por si fuese
poco, llaman a la huelga a los trabajadores aun sabiéndose que, gracias a sus
políticas de concertación y pacto social, ahora prácticamente se pueda hablar
de despido libre (o en el mejor de los casos de abaratamiento del mismo), de la
reducción al mínimo del poder de los convenios laborales, etc. En conclusión:
¿Qué garantías nos darán estos sindicatos mayoritarios para ir a la huelga de
24 horas? Quizás las mismas que dieron a tantas personas que ahora ocupan la
trágica cola del paro. Todo esto nos lleva a pensar que la solución no está en
parones de 24 horas para el lavado de imagen de algunos de los culpables, ni
tampoco está en que los sindicatos pidan pequeños parches o reformas en pro de
los trabajadores.
de la población no dejamos de alarmarnos por datos como casi seis millones de
parados, un 22% de españoles viviendo bajo el umbral de riesgo de pobreza, el
40% de los hogares con dificultades para afrontar gastos imprevistos, 1’7
millones de familias con todos sus miembros en paro, o un paro juvenil que
supera el 54%, ahora, los sindicatos CCOO y UGT convocan una huelga general
para el 14 de noviembre respaldada por el PSOE, ocho meses después de la última
(la del 29-M). Cabe preguntarse si no ha habido ningún motivo en todo este
tiempo, entre una y otra huelga, para seguir ejerciendo más presión y paros en
la producción. Es lógico, también, cuando nos preguntamos si quizás los motivos
sean políticos y/o partidistas, dado que pese a la mala gestión del Gobierno
anterior sólo se le convocó una huelga general. Otra pregunta lógica que todo
el mundo nos hacemos, y quizá la más importante, es si estos sindicatos
volverán a vender a todos los trabajadores firmando pactos con el Gobierno de
turno después del parón de 24 horas que a todos nos animan a cumplir. Quizás,
la respuesta sea que su parón irrisorio y oportunista de 24 horas sirve sólo
para lavar la imagen de unos sindicatos y/o políticos frente a una sociedad
cada vez más condenada a la pobreza y la precariedad laboral. Por si fuese
poco, llaman a la huelga a los trabajadores aun sabiéndose que, gracias a sus
políticas de concertación y pacto social, ahora prácticamente se pueda hablar
de despido libre (o en el mejor de los casos de abaratamiento del mismo), de la
reducción al mínimo del poder de los convenios laborales, etc. En conclusión:
¿Qué garantías nos darán estos sindicatos mayoritarios para ir a la huelga de
24 horas? Quizás las mismas que dieron a tantas personas que ahora ocupan la
trágica cola del paro. Todo esto nos lleva a pensar que la solución no está en
parones de 24 horas para el lavado de imagen de algunos de los culpables, ni
tampoco está en que los sindicatos pidan pequeños parches o reformas en pro de
los trabajadores.
Tras varias asambleas de debate en torno a la convocatoria
del 14-N, los C. R. P. hemos llegado a una serie de puntos en común:
del 14-N, los C. R. P. hemos llegado a una serie de puntos en común:
1. La huelga general es una gran herramienta de lucha contra la Patronal y el
Estado, pero que los sindicatos amarillos prostituyen y hacen inocua.
2. Debe ser objetivo de los diversos movimientos y organizaciones de carácter
obrero lograr una huelga general como culminación de un proceso de luchas,
concienciación de clase y acumulación de fuerzas, haciendo de tal método algo
plenamente obrero, revolucionario e indefinido. Obrero porque la huelga general
debe ser convocada por los trabajadores y sus organizaciones verdaderamente
combativas, buscando una unidad de clase que garantice su éxito. Revolucionario
porque la huelga general debe valerse de la metodología de lucha que sea
necesaria en el momento en el que se desarrolle, sin el pacifismo pactado por
el verticalismo sindical, sin manifestaciones de índole festiva, sin
negociaciones en pro de intereses particulares y sin acatar los servicios
mínimos que desvirtúan la huelga general. Indefinido porque no se ha de marcar
un final que acote la huelga, sino que su duración debe ir en función de la
consecución de los objetivos político-económicos motivadores de la huelga,
manteniendo un pulso parando plenamente la producción hasta la victoria o
derrota (derrota que, cuando se da, suele llegar fruto de la represión,
traiciones o esquirolaje).
3. Apoyar el 14-N en los términos que plantean los sindicatos amarillos es
darles un balón de oxígeno a ellos y a sus partidos políticos (PSOE, PCE e IU),
pues pretenden sacar tajada una vez más de las desgracias del pueblo trabajador
para ganar enteros ante él. Fueron CCOO, UGT, PSOE y PCE la “parte izquierda”
necesaria para perpetuar y dar estabilidad al sistema que hoy nos tiene en tan
malas condiciones, haciéndose cómplices inseparables del mismo en multitud de
políticas destinadas a la subyugación de los obreros, tales como los Pactos de
la Moncloa o las reformas laborales.
4. Consideramos que el hecho de que los sindicatos verticales hayan convocado
para el 14-N una huelga general, va a provocar que buena parte consciente de la
clase obrera no secunde la convocatoria ante la desidia y el desprecio que se
siente hacia estos, por lo que no llamaremos esquiroles a quienes, de forma
crítica y razonada, no secunden su formato de huelga farsa, aunque por otro
lado, sí vayamos a encontrarnos los mismos esquiroles que nunca secundan nada,
ninguna huelga, ninguna lucha; no por clasificarla como farsa, sino por
puro conformismo, insolidaridad y los clásicos motivos de un esquirol
traidor.
5. CCOO y UGT no son sindicatos, son mafias
sindicales subvencionadas fuertemente por el Estado ante el que nunca serán
pujantes, son servidores de la clase dominante. Por ello, hay que decir
abiertamente que son nuestros enemigos. Hay que desenmascararles, enfrentarse a
ellos. No hablamos de que el conjunto de los afiliados a estos sindicatos
respondan al patrón de sus cúpulas, pues sabemos que hay gente honesta y
honrada en sus bases, verdaderos obreros a quienes también les corresponde
luchar contra las continuas puñaladas que desde estos sindicatos se han ido
dando a los trabajadores, por lo que llamamos a las bases de estos sindicatos a
abandonarlos, rebelándose así contra ellos y dando fuerza a un movimiento
obrero independiente y organizado, integrándose en otros sindicatos combativos
o creando asambleas en sus lugares de trabajo.
¡POR UNA VERDADERA HUELGA GENERAL
INDEFINIDA, POLÍTICA, DE CLASE Y COMBATIVA!
INDEFINIDA, POLÍTICA, DE CLASE Y COMBATIVA!
¡GUERRA AL CAPITAL Y A LA MAFIA
SINDICAL!
SINDICAL!
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!