Los bulos de la CIA se estiran nueve meses

Al comienzo de la Guerra Fría la CIA puso en marcha la Operación Ruiseñor (Mockingbird) para influir en las publicaciones de los medios de comunicación. El plan era secreto porque nadie debía enterarse de que los medios no informaban sino que intoxicaban.

Hoy las cosas han cambiado mucho. Los medios de comunicación no esconden que su fuente de información es la CIA, es decir, que sus reportajes los elaboran en Langley. No es ningún secreto: la CIA y los medios son lo mismo.

Por ejemplo, en junio del año pasado el New York Times publicó que los rusos pagaban dinero a los talibanes por cada soldado estadounidense que mataran en Afganistán.

El periódico ponía como fuente a “funcionarios anónimos de inteligencia”, o sea, a la CIA. El artículo lo había escrito la CIA; el periódico se limitaba a llevarlo a la imprenta, o a la web.

La intoxicación fue reproducida por (casi) todos los medios del comunicación del mundo.

El jueves de la semana pasada el gobierno de Biden reconoció oficialmente lo que cualquier gacetillero mediocre sabía: los servicios de inteligencia de Estados Unidos tenían una confianza “de baja a moderada” en dicha “información”.

Hace unos días el propio periódico reconoció que su fuente era la CIA.

Los mismos “servicios de inteligencia” que difundieron la “noticia” en junio, la desmienten nueve meses después.

Es el momento de saber lo que pretendían lograr las mentiras de la CIA, que no era sólo desacreditar a Rusia por enésima vez, sino impedir que Trump llevara a cabo su proyecto de retirar las tropas de Afganistán.

Lo que la CIA quería transmitir al mundo a través del New York Times era: en Afganistán nuestras tropas no se enfrentan sólo a los talibanes sino también a los rusos. Si nos vamos de Asia central, los rusos llegarán otra vez a Kabul de la mano de los talibanes.

Trump seguía siendo el ‘candidato manchú’: una marioneta de Putin.

Ahora Biden demuestra que no tiene un plan diferentes del de Trump y vuelve sobre la misma promesa: retirará las tropas de Afganistán antes de setiembre de este año.

Lo que debería aclarar son dos cosas: si dentro de esas “tropas” incluye a los comandos de operaciones especiales y si incluye también a la CIA.

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