Este mes el ejército de Estados Unidos ha atacado al menos dos barcos venezolanos y nunca ha aportado pruebas que respalden su afirmación de que las embarcaciones destruidas transportaran droga. Por eso ha sido acusado de cometer un crimen.
Una mujer que se identificó como la esposa de una de las al menos 17 personas asesinadas por los ataques militares estadounidenses a embarcaciones frente a las costas de Venezuela dijo que su marido era un pescador.
El domingo el New York Times informó que la mujer dijo que su marido partió un día y nunca regresó con ella y sus cuatro hijos.
Estados Unidos no ha mostrado drogas o armas recuperadas en las embarcaciones atacadas. Si bien la zona donde fueron bombardeados los barcos es una notoria ruta de tráfico de drogas, también es frecuentada por emigrantes, traficantes de personas y vendedores de gasolina venezolana en la cercana Trinidad y Tobago.
Stephen Miller, subjefe de gabinete de Trump que, al parecer, una vez impulsó ataques con drones contra emigrantes desarmados, ha jugado un papel clave en los ataques a los barcos de pesca, según el Guardian.
Los ataques contra los barcos se produjeron en medio del despliegue estadounidense de numerosos buques de guerra estadounidenses y miles de marines frente a las costas de Venezuela, un país que Trump ha amenazado repetidamente con un golpe de Estado. Estados Unidos tiene una historia de más de un siglo de intromisión en los asuntos de Venezuela, uno de los principales productores de petróleo del mundo.
La semana pasada la cadena NBC aseguró que el Pentágono está estudiando posibles ataques contra narcotraficantes dentro de Venezuela, que estarían preparados para las próximas semanas.
—https://www.commondreams.org/news/us-attack-on-boats-off-venezuela
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