Llena tu cabeza de datos y vete cambiándolos sobre la marcha

1. Las histerias empiezan con las previsiones terroríficas de un ordenador

Mientras a los científicos no les impidan jugar con los ordenadores, las tonteorías no se acabarán nunca.

Los charlatanes científicos del estilo del Imperial College de Londres encienden el ordenador, ponen en marcha sus modelos informáticos y muestran una curva que causa espanto: el virus causará millones de muertos. La humanidad va a quedar diezmada.

Empiezan las comparaciones históricas. Será peor que la gripe española de hace 100 años. Unos países se comparan con otros. Unas pandemias se comparan con otras para que veamos que ésta es la peor de todas.

Los datos hay que acompañarlos de imágenes. En Bérgamo hay tantos muertos que los servicios funerarios no dan abasto. Tienen que llamar al ejército y la foto muestra a los camiones militares en fila repletos de ataúdes.

En Nueva York abren fosas comunes para enterrar a los muertos porque son tan numerosos que no caben en los cementerios.

En Guayaquil los féretros llenan las calles. No tienen tiempo de enterrar los millones de cadáveres.

Los enfermos colapsan los hospitales. Las imágenes los muestran tirados por los pasillos. En primera línea, los sanitarios trabajan noche y día para hacer frente a la avalancha.

2. ‘No nos pasamos por exceso sino por defecto’

Los que mienten y muestran cifras falsas de la pandemia no son las democracias, como la nuestra, sino las dictaduras, como Rusia y China, que siempre mienten porque reducen el número de muertos y contagiados.

Pero las democracias hacen lo mismo que Rusia y China: también reducen las cifras porque los tests dan muchos falsos negativos. Nos quedamos cortos; el contagio es mucho mayor del que pensábamos.

Si la práctica no confirma la teoría, mucho peor para la práctica. Los datos no eran exagerados. No se están contando todos los muertos. Faltan los de los asilos y los que han muerto en sus casas.

En medio de una pandemia, ¿quién pregunta por la causa de una muerte? No se hacen autopsias y los cadáveres se incineran rápidamente, no sea que alguien se ponga a rebuscar…

La contabilidad está remunerada. En Estados Unidos si un hospital no imputa algún muerto al coronavirus, se queda sin subvención.

La enfermedad de Kawasaki, propia de los niños, se “asocia” al coronavirus, propio de viejos. En el galimatías, el NL63 se reconvierte en HCoV-NL63, aunque la causa de la enfermedad de Kawasaki es “desconocida”, dice la Wikipedia.

El circo no se agota nunca. Ha surgido el invento de los “supercontagiadores”. Unos apestados no contagian nada, pero otros contagian mucho.

3. ‘De acuerdo: las siniestras previsiones no se han cumplido, pero ha sido gracias a nuestra rápida intervención’

El confinamiento ha evitado que las cifras de muertos alcancen los 300.000, ha dicho Sánchez. ¿Cómo lo han calculado? Con un ordenador. Es el mismo ordenador con el que empezó todo porque es el único que nos da las cifras que necesitamos.

El confinamiento no mata, lo único que mata es el virus.

Es otro caso del “mal menor”. Hay que elegir entre lo malo y lo peor.

En la pandemia hay una oveja negra, Suecia, que juega el papel habitualmente reservado a Corea del norte. Sin necesidad de confinamiento, las cifras son homologables.

4. ‘Habrá un rebrote, una segunda ola’ (los científicos han vuelto a encender el ordenador)

La pandemia ha llegado para quedarse. Ya hay “pequeños rebrotes”, dice Fernando Simón. Habrá segundas y terceras olas. Aparecerá un “nuevo coronavirus”.

Debemos tener cuidado. Mantengamos la distancia social. No seamos irresponsables. Se acabaron los besos y abrazos. Pongámonos la mascarilla y los guantes de fregar.

Queda mucho por hacer. Las empresas deben exigir a los trabajadores que presenten un certificado de estar limpios de coronavirus. Aparecerá un mercado negro de certificados médicos emitidos por laboratorios.

Hay que desinfectar periódicamente las calles, aunque la OMS haya dicho que es contraproducente.

Hay que instalar cámaras de videovigilancia, térmicas, de reconocimiento facial,

Hay que poner los drones en funcionamiento.

Hay que instalar los programas de rastreo en nuestros móviles para controlar a las personas que tenemos a nuestro alrededor.

Suecia: no es que las previsiones sean erróneas,
sino que son un fraude total

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