Libia, un país arrasado por el imperialismo

Se cumplen cuatro años de uno de los peores crímenes de la Primavera Árabe: la agresión imperialista contra Libia, que ha dejado un país arrasado y en permanente guerra civil. La ONU justificó, además, dicha agresión diciendo que Gadafi estaba utilizando aviones militares para la represión de las protestas populares.
El 19 de marzo de 2011 la ONU estableció una zona de exclusión aérea, por la que la OTAN lanzó bombardeos contra las fuerzas e instalaciones gubernamentales en el país para derrocar a Gadafi, hecho que se concretó con su asesinato en octubre de ese año
Con esa zona de exclusión aérea aprobada por la ONU se prohibió el vuelo de aviones de la Fuerza Armada libia en su propio territorio con la excusa, de las potencias occidentales, de permitir agilizar la “ayuda humanitaria” y así “proteger a los civiles y las zonas pobladas por civiles que estén bajo amenaza de ataque”.
Estados Unidos impulsó la intervención de la OTAN, apelando a la colaboración de sus socios —Francia, Gran Bretaña, Italia, Qatar y Emiratos Árabes Unidos—, a diferencia de la invasiones que encabezó en Afganistán e Irak, donde desplegó su fuerza militar de forma unilateral.
El saldo oficial de la masacre al pueblo libio es: 120.000 muertos, 240.000 heridos, 70.000 personas encarceladas sin haber sido procesadas, 28.000 desaparecidos y más de un millón de desplazados de esa “guerra humanitaria” de la OTAN y el llamado Consejo Nacional de Transición, que contó con el auspicio de la ONU.
El ataque indiscriminado del imperialismo contó con el respaldo de las grandes empresas mediáticas, que crearon mitos y mentiras sobre la situación en el país africano, haciendo creer que el conflicto era interno entre los rebeldes y el gobierno. No obstante, desde 2005 la CIA ya venía preparando la agresión contra Libia, que fue atacada por la OTAN y por las grandes potencias internacionales.
Estados Unidos ha cambiado su política de invasiones y ataques a terceros países. Mientras en el pasado mandaba a sus jóvenes a invadirlos, la experiencia les enseñó que se creaban demasiados enemigos dentro del pueblo norteamericano y les hacía quedar muy mal, sobre todo cuando sus planes son de cambiar las fronteras de medio mundo a costa de las personas. Por esto, el nuevo sistema de invadir países es utilizando empresas de la guerra que adiestran y pagan a mercenarios de todo el mundo y especialmente los de la misma raza del país a invadir y, sobre todo, controlando los medios de comunicación lo que les permite engañar a la gente y hacer creer a la población lo que les interesa.
La propaganda imperialista también creó una ola de racismo. Entonces en Libia había una enorme cantidad de inmigrantes, negros, chinos. Los chinos tuvieron la oportunidad de que su país lo repatriaran, pero a los africanos les quedó sólo la salida por tierra y la mayor parte tuvieron que salir por mar. Se habla de miles de muertos africanos que intentaron salir por mar. Muchas de las personas que se han visto en fotos asesinadas son personas negras. Es una ironía porque Libia hizo una lucha por la unidad africana y los pueblos de África.
En 2011 algunos sectores del Partido Republicano hablaron de establecer “un protectorado de la OTAN” en Libia. Paul Wolfowitz, que fue subsecretario de defensa de ese país, más tarde, presidente del Banco Mundial, y uno de los arquitectos de la guerra en Irak, publicó una carta abierta al presidente estadounidense, Barack Obama, incitándole a convertir Libia en un “protectorado bajo el control de la OTAN en nombre de la comunidad internacional”.
En la actualidad, tras la invasión estadounidense a Libia y la caída de Muammar Al Gaddafi, la economía de ese país se ha desmoronado, los campos petroleros y los puertos están inmovilizados; la educación, vivienda y alimentación, que eran considerados como derechos fundamentales, han colapsado y se han incrementado las guerras internas por el control de los recursos naturales, desatados entre grupos rebeldes y el gobierno de transición.
Los imperialistas se han apropiado de las inmensas reservas de petróleo y del mar de agua dulce que se encuentra debajo de las arenas del desierto de Libia. Según la OPEP Libia posee reservas petroleras de unos 50.000 millones de barriles. Las acciones de la italiana ENI, la española Repsol, la francesa Total y la británica BP se dispararon el día de la caída de Trípoli.
Lo que antes hacía una empresa estatal petrolera libia, pronto lo continuarían las petroleras europeas. Ello se tradujo en un millón y medio de barriles de producción diaria, que ya no está en manos de la población del país árabe, mientras que las ganancias anuales superan los 30.000 millones de dólares.
Igualmente, sus reservas gasíferas se calculan en 500 millones de metros cúbicos y el inmenso desierto de Libia, también constituiría una de las reservas ideales de la energía solar y eólica para Europa, continente en búsqueda angustiosa de alternativas para salir de su profunda crisis económica.

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