Las cuatro vacunas COVID autorizadas provisionalmente por la Agencia Española del Medicamento están siendo aplicadas por las comunidades autónomas sin la previa prescripción médica que establece el prospecto oficial, lo que apunta a una grave crisis sanitaria de efectos adversos a partir de otoño.
Nadie quiere hacerse cargo de las consecuencias de la vacunación. Así como las aseguradoras de las Comunidades Autónomas no van a hacerse cargo de los efectos que pudieran traer los tratamientos COVID (incluidas las vacunas), las millones de dosis que se están inoculando en España se hacen sin control médico.
Prospecto Pfizer
Prospecto Astrazeneca
Prospecto Moderna
Prospecto Jannsen
Sin receta
Según el prospecto de las cuatro inyecciones autorizadas y que pueden descargarse de la página web de la Agencia Española del Medicamento, son un tratamiento sujeto a prescripción médica, algo que no se está haciendo en ningún caso.
La normativa en vigor exige la prescripción médica obligatoria, tanto en vacunas de calendario como en las no financiadas; el régimen de éstas, como medicamento inmunológico, regulado en el art. 45 Ley del Medicamento, está sujeto al régimen de prescripción facultativa y que, en el caso de las vacunas COVID, al no estar recetadas, tienen en la práctica la consideración de automedicación.
La Ley 41/2002 reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica establece además en su art. 2 el previo consentimiento de los pacientes o usuarios para cualquier tratamiento.
El consentimiento, que debe obtenerse después de que el paciente reciba una información adecuada, también debe hacerse por escrito.
La necesidad de este consentimiento informado, que tampoco se está emitiendo en los centros de vacunación, y una exploración previa del paciente para saber si su salud es compatible con los efectos adversos que se indican en los prospectos, siguen siendo obligaciones sanitarias que no se están cumpliendo, lo que apunta a una grave crisis sanitaria de efectos adversos a partir de otoño.
Efectos adversos en otoño, es decir, a corto plazo. Las consecuencias a medio y largo plazo son desconocidas. Pero, claro, si al final la responsabilidad recae en los «automedicados», tenemos una prueba evidente del dicho «Hecha la ley, hecha la trampa». Pero, ¿cuántos protestarán cuando lleguen los efectos?
¿Le importará algo a esta secta covidiana la crisis de salud que se avecina? ¿No son acaso las sectas un enorme lavadero de cerebros dispuestas a adorar a un líder y seguir un camino hasta la misma muerte?…
Importante noticia, como muchas otras que habéis publicado sobre todo este asunto. Esto tendría que ser un importante asidero legal para plantear oposición a la campaña de vacunación, tanto a nivel individual como a nivel colectivo organizado. ¿Qué pensáis sobre esto?
Un cordial saludo.
Creo que lo que esta pasando es muy grave, pero el pilar de la cuestión es la carencia brutal de pensamiento crítico del ciudadano común. Diría que en el siglo xix, aunque muchos obreros fueran analfabetos, era más dificil manipular de tal manera la opinión de la gente. Pero la razón de tal facilidad de reducir la opinión critica de la sociedad reside, en mi opinión, en la vagueza crónica de la gente. Hoy en día creo que el ciudadano común es capaz de inocularse hasta arsenico con tal de satisfacer su deseo de pertenecer a la sociedad y salir de fiesta con los amigos.