Cada día los informativos nos martillean la cabeza con un mantra muy simple: “las vacunas salvan vidas”. A eso le llaman ciencia en los platós de televisión. Sin embargo, si acudimos a las revistas científicas nos encontramos con lo contrario, con titulares como “los ensayos clínicos no muestran que las vacunas hayan salvado vidas”, entre otras razones porque no se diseñaron para probar eso.
Lo dijo la revista British Medical Journal en octubre del pasado año (1). A partir de ahí, la pregunta es evidente: si los ensayos clínicos no se llevaron a cabo para demostrar que las vacunas salvan vidas, ¿para que se hicieron? Incluso alguien muy atrevido preguntaría: ¿para qué se falsificaron los ensayos clínicos? Finalmente, los picajosos seguirían hurgando en la herida: los ensayos clínicos son un mero trámite para que los gobiernos aprueben la venta de vacunas.
Los ensayos clínicos previos a la homologación de las vacunas son como esa letra pqueña que nadie lee… excepto maniáticos y meticulosos, como Peter Doshi, el editor del British Medical Journal. Al hincar los codos sobre la marea de papeles y datos, no hay nada de lo que dicen los mequetrefes de los platós de televisión. La eficacia es cero. No hay ningún indicio sobre los beneficios de las vacunas contra el coronavirus para reducir la transmisión viral, la carga viral o la prevención de enfermedades graves, hospitalizaciones o muertes.
Los ensayos clínicos no prueban nada de eso porque las multinacionales farmacéuticas sabían de antemano que sus vacunas no tenían la eficacia que las cadenas de comunicación propagaron. Por ejemplo, el director médico de Moderna, Tal Zaks, reconoció que los ensayos que ellos practicaron no fueron capaces de demostrar que su vacuna reducía las hospitalizaciones. “El tamaño y la duración del ensayo tendrían que aumentar enormemente para recoger los datos necesarios”, añadió (2).
“En un ensayo con 30.000 personas, las hospitalizaciones y muertes debidas al covid-19 son sencillamente demasiado raras en la población del estudio para que una vacuna eficaz muestre diferencias estadísticamente significativas”, dice Doshi. “Lo mismo ocurre con si puede salvar vidas o prevenir la transmisión: los ensayos no están diseñados para averiguarlo”, añade.
La mayoría de las personas que dan positivo en una prueba de coronavirus no presentan síntomas o son leves. Sus vidas no están en juego. En los ensayos hubo muy pocos casos de enfermedades graves, pero las vacunas se vendieron como “eficaces” porque un mayor número de personas del grupo de control dieron positivo, inevitablemente, mediante pruebas de PCR inhábiles. Los casos positivos a la PCR nunca se confirmaron como personas con enfermedad grave y muerte potencial.
Ahora los gobiernos del mundo se disponen a vacunar a los niños sin que haya ninguna necesidad, ni tampoco garantías de la inocuidad de las vacunas. Más bien todo lo contrario. Las bases de datos oficiales, Vaers en Estados Unidos y Eudra en Europa, muestran datos cada vez más preocupantes de muertes y efectos adversos entre los vacunados.
Las vacunas, pues, no protegen a nadie y causan enfermedades que, en ocasiones, son importantes. Si la máquina aún no se ha parado es porque los beneficios de las multinacionales farmacéuticas están siendo espectaculares, muy superiores a los de cualquier otro ejercicio contable en el pasado.
Cuando estas vacunas se prohíban, las multinacionales ya tendrán los bolsillos llenos y otras vacunas en cartera esperando su turno.
(1) https://doi.org/10.1136/bmj.m4037
(2) https://www.bmj.com/company/newsroom/covid-19-vaccine-trials-cannot-tell-us-if-they-will-save-lives/
https://edoc.rki.de/bitstream/handle/176904/9017/SitRep_de_2021-11-24.pdf?sequence=1&isAllowed=y
El enlace anterior lleva al último reporte del Robert Koch Institut en Alemania sobre las visitas a emergencias durante el 2021 en comparación con los dos años anteriores. Como se puede observar en los gráficos en la página 5, las visitas por enfermedades respiratorias no han cambiado desde el 2019 al 2021. Sin embargo, en el 2021, a partir del inicio de la campaña de vacunación masiva, se observa un aumento en las visitas a emergencia debido a problemas cardiovasculares y neurológicos.
No suelo escribir en MPR21, mayormente a causa de que a veces no aparece escrito mi comentario (no sé porqué), pero haré el (pequeño) esfuerzo esta vez para dar las gracias al amigo Incredulous por la referencia.
La he enviado a algunos grupos en los que estoy.