En un informe el general Angus Campbell, Jefe del Estado Mayor del ejército australiano, ha confirmado que las fuerzas especiales australianas asesinaron a sangre fría a 39 civiles afganos por lo menos entre 2005 y 2016.
Ninguno de los crímenes se cometieron en ninguna batalla, ni enfrentamiento armado. No se trata de asesinatos que tengan relación con la guerra, sino de asesinatos a sangre fría. Los comandantes de las unidades especiales promovieron lo que el informe llama “una cultura guerrera” centrada en el prestigio, el estatus y el poder.
Las tropas australianas dispararaban a los prisioneros para poder llevar a cabo su primera matanza, en una práctica atroz conocida como “bautismo de sangre”.
“Algunas patrullas han burlado la ley, se han roto las reglas, se han inventado historias, se han contado mentiras y se han matado prisioneros”, ha admitido el general australiano.
En el período comprendido entre 2005 y 2016, más de 26.000 australianos participaron en la guerra de agresión contra Afganistán, 3.000 de ellos en las fuerzas especiales.
“Al pueblo del Afganistán, en nombre de las Fuerzas de Defensa de Australia, le pido disculpas sinceras y sin reservas por cualquier maldad de los soldados australianos”, dijo el general.
Los 25 miembros de las fuerzas especiales acusados de crímenes han dejado una “mancha” en las fuerzas armadas y en Australia, añadió Campbell, quien ha recomendado que sean juzgados por crímenes de guerra.
Refiriéndose al principio de responsabilidad colectiva, el general Campbell pidió al gobernador general de Australia que revoque las medallas concedidas a las fuerzas de operaciones especiales que sirvieron en el Afganistán entre 2007 y 2013.
El voluminoso informe presentado por el general australiano es el resultado de varios años de investigación.
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