Las torturas de la CIA: guía ilustrada por un prisionero del campo de concentración de Guantánamo

Un prisionero palestino del campo de concentración de Guantánamo, Abu Zubaydah dibujó con sumo detalle las técnicas de interrogatorio que la CIA le aplicó en cárceles secretas.

Uno muestra al prisionero desnudo y atado con correas a una camilla rudimentaria, con todo el cuerpo contraído mientras es sometido al “waterboarding” (ahogamiento simulado) por un interrogador a quien no se ve.

Otro lo muestra con las muñecas esposadas a barras tan altas que sólo puede sostenerse en puntas de pie, con una larga herida cosida en la pierna izquierda y un aullido que sale de su boca abierta. Otro más representa a un captor que le golpea la cabeza contra la pared.

Son dibujos hechos en cautiverio por el prisionero de la Bahía de Guantánamo​ conocido como Abu Zubaydah, autorretratos de las torturas que sufrió durante los cuatro años que estuvo detenido en cárceles secretas por la CIA.

Publicados aquí por primera vez, son descripciones duras y sumamente personales que le ponen carne, huesos y emoción a lo que hasta ahora a veces se representaba en la cultura popular de maneras suavizadas o poco fieles: las así llamadas técnicas de interrogatorio realzadas que utilizó Estados Unidos en prisiones secretas de otros países durante la febril persecución de Al-Qaeda después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

En las ilustraciones, Zubaydah –la primera persona en ser sometida al programa de interrogatorios aprobado por el gobierno del presidente George W. Bush- retrata cada técnica del modo en que, según dice, fueron usadas con él en un centro clandestino de la CIA en Tailandia en agosto de 2002.

Demuestran que, más de una década después de que el gobierno de Obama declaró ilegal el programa –y luego desclasificó en parte un estudio del Senado que revelaba que la CIA mintió tanto respecto de su eficacia como de su brutalidad-, el último capítulo de los centros clandestinos aún no se ha escrito.

Zubaydah, de 48 años, hizo los dibujos este año en Guantánamo para que sean incluidos en un informe de 61 páginas, “Cómo tortura Estados Unidos”, elaborado por su abogado, Mark P. Denbeaux, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Seton Hall en Newark, Nueva Jersey, y algunos de sus alumnos.

El informe utiliza relatos de primera mano, memos internos del gobierno de Bush, recuerdos de los prisioneros y el informe de 2014 de la Comisión de Inteligencia del Senado para analizar el programa de interrogatorios. Este inicialmente fue creado para Zubaydah, al que por error se creía un alto lugarteniente de Al-Qaeda.

Zubaydah fue capturado en estado grave en un tiroteo en Faisalabad, Pakistán, en marzo de 2002, con una herida seria en el muslo izquierdo, y fue enviado a la red de cárceles de ultramar de la CIA.

Tras un debate interno para dilucidar si Zubaydah era comunicativo con los interrogadores del FBI, el organismo contrató a dos psicólogos de la CIA para que elaboraran el programa ahora proscrito, que utilizaría la violencia, el aislamiento y la privación del sueño con más de cien hombres en sitios secretos, algunos calificados de mazmorras, cuyo personal estaba integrado por guardias secretos y oficiales del cuerpo médico.

Las descripciones de los métodos comenzaron a filtrarse hace más de una década, en ocasiones con desgarradores detalles pero a veces con no mucho más que representaciones hechas con muñecos de palotes de lo que experimentaban los presos.

Pero los dibujos que acaban de darse a conocer representan técnicas específicas de la CIA que fueron aprobadas, descritas y catalogadas en memos redactados en 2002 por el gobierno de Bush, y reflejan la perspectiva de la persona torturada, Zubaydah, un palestino cuyo nombre real es Zayn al-Abidin Muhammad Husayn.

Él fue la primera persona de la que se sabe que fue sometido a waterboarding por la CIA –lo padeció 83 veces- y fue la primera persona de la que se sabe que fue encerrado en un pequeño
cajón como parte de lo que el estudio de Seton Hall denomina “un bombardeo en continua rotación” de métodos destinados a quebrar lo que para los interrogadores era resistencia.

Análisis de inteligencia posteriores mostraron que, si bien Zubaydah era yihadista, no había tenido conocimiento previo de los atentados del 11/9 ni era miembro de Al-Qaeda.

Nunca ha sido acusado de un delito, y los documentos dados a conocer a través de los tribunales muestran que los fiscales militares no tienen planeado hacerlo.

Está detenido en la prisión más secreta de la base, Camp 7, donde realizó estos dibujos no como trabajo artístico -cuya divulgación desde Guantánamo ahora está prohibida- sino como material legal que fue revisado y aprobado –con un solo texto editado- para su inclusión en el estudio. Otros dibujos de sí mismo que hizo durante su encarcelamiento fueron publicados el año pasado por ProPublica.

‘Waterboarding’

En el dibujo del waterboarding, el prisionero se representa desnudo sobre una tabla, inmovilizado mientras le arrojan agua sobre la cabeza, cubierta por una capucha, mientras su pie derecho está contraído por el dolor. La imagen contrasta con otras que se han visto en la cultura popular; una exhibición en el Museo del Espionaje de Washington, por ejemplo, muestra a un guardia que arroja agua a la cara de un prisionero que está prolijamente vestido con un mameluco de preso.

El autorretrato de Zubaydah también muestra un detalle que no está presente en la mayoría de las representaciones: una bisagra para inclinar la cabeza del prisionero hacia atrás. Las correas mantienen apretado su muslo herido.

El estudio de la Comisión de Inteligencia del Senado sobre el programa de la CIA concluyó que el waterboarding y otras técnicas eran “brutales y mucho peores de lo que daba a entender la CIA”. Su uso provocaba convulsiones, vómitos y dejaba a Zubaydah “completamente inconsciente, con burbujas que salían de su boca abierta”.

En un informe ahora desclasificado que le entregó a su abogado en 2008, Zubaydah describía la primera de las 83 sesiones de waterboarding de esta manera: “Seguían derramando agua y concentrándose en mi nariz y mi boca hasta que sentí que me ahogaba y el pecho estaba a punto de estallar por la falta de oxígeno”.

Posiciones de tensión

Los relatos de detenidos en distintos centros clandestinos difieren en cuanto a la forma en que se usaban las posiciones de tensión. En su ilustración, Zubaydah se representa desnudo y con las muñecas esposadas a una barra que está arriba de su cabeza, obligado a sostenerse con la punta de los pies.

En su versión, tal como la informaron sus abogados, todavía se estaba recuperando de lo que la CIA había descrito como una herida larga en el muslo y trataba de descargar su peso en la otra pierna. “Pasaron largas horas mientras estaba parado en esa posición”, les dijo a sus abogados. “Tenía las manos apretadas contra las barras superiores”.

Algunos guardias, dijo, “advirtieron el color de mis manos”, lo trasladaron a una silla “y el vértigo del interrogatorio se reanudó: el frío, el hambre, la falta de sueño y los intensos vómitos, que yo no sabía si se debían al frío, el Ensure o el ruido”. (La CIA sometía a los prisioneros a una dieta líquida en el programa que llamaba de “indefensión aprendida”.)

Grilletes cortos

Zubaydah, que no tiene estudios formales de arte, se dibujó con una capucha, esposado en posición fetal y atado con una cadena a un barrote de la celda para limitar sus movimientos. Al dar su aprobación a la CIA para utilizar una técnica similar a esta, Jay S. Bybee, un ex procurador general adjunto, comentó en un memo de 18 páginas fechado el 1 de agosto de 2002 que “al observar a Zubaydah en cautiverio, ustedes habrán notado que parece ser muy flexible pese a su herida”.

También señaló en la autorización, dirigida al asesor letrado interino de la CIA en ese momento, John A. Rizzo, que la agencia afirmaba que “estas posiciones no están destinadas a producir el dolor relacionado con las contorsiones o el retorcimiento del cuerpo”.

Golpes contra la pared

La imagen de un procedimiento en particular salió de Guantánamo tachada con una franja negra sobre la representación del interrogador que había realizado Zubaydah. Muestra al captor del prisionero enroscando con fuerza una toalla alrededor de su cuello mientras estrella su nuca contra una pared que, según recuerda Zubaydah, era de madera y cubría un muro de cemento.

“Seguía golpeándome contra la pared”, dijo de esa experiencia, que lo dejó ciego “durante unos instantes”. Con cada golpe, dijo, caía al suelo, era arrastrado de la toalla envuelta en cinta plástica, “lo que hacía que me sangrara el cuello”, y luego recibía una bofetada en la cara.

En una declaración de 2017 como parte de un juicio en el que luego se llegó a una conciliación, James E. Mitchell, ex psicólogo contratado por la CIA que diseñó las técnicas con un colega, John Bruce Jessen, dijo que los golpes contra las paredes eran “desconcertantes” y buscaban sacudir el oído interno de los presos. “Si duele, es que lo están haciendo mal”, dijo.

Cajón de reclusión grande

En un dibujo de sí mismo en reclusión, Zubaydah está afeitado, desnudo, encadenado con grilletes para que no pueda pararse y, según su relato, sentado sobre un balde que debía servir de inodoro. “Me encontraba en total oscuridad”, dijo. “El único punto en que podía sentarme era la parte superior del balde, porque el lugar era muy estrecho”.

En su relato, Zubaydah describe cómo era encerrado en “un gran cajón de madera que parecía un ataúd”. La primera vez que lo vio, los guardias estaban colocándolo en forma vertical y un hombre de negro con una chaqueta militar le anunció: “De ahora en más, este será tu hogar”.

Zubaydah se retrata en los dibujos con ambos ojos.

Una fotografía suya tomada en los primeros días de su encarcelamiento en Guantánamo lo muestra con un parche después de que le extrajeran un ojo lesionado.

Cajón de reclusión chico

Un cajón más chico es similar al que está expuesto en el Museo del Espionaje, dentro del cual se metían unos niños durante una visita.

En su relato, incluido en el informe de Seton Hall, Zubaydah define el tiempo que pasó dentro de lo que llamaba “la casilla del perro” como “tan doloroso”. Agrega: “En cuanto me encerraron en el cajón, hice lo posible para sentarme pero fue en vano porque el cajón era demasiado corto. Traté de acurrucarme pero también fue en vano porque estaba demasiado apretado”. Estuvo inmovilizado y aherrojado en posición fetal, según describe, durante “innumerables horas”, experimentando contracciones musculares.

“Ese dolor tan fuerte”, dijo, “me hizo gritar de manera inconsciente”.

Privación del sueño

Zubaydah recordó que los agentes usaban un método de “privación horizontal del sueño” que consistía en aherrojarlo acostado sobre el piso en una posición tan dolorosa que era imposible dormir.

La CIA justificaba la privación del sueño diciendo que “centra la atención del detenido en su situación actual en lugar de sus objetivos ideológicos”. Al aprobar esta y otras técnicas en agosto de 2002, Bybee manifestó que la CIA había dicho que no privaría a Zubaydah del sueño durante “más de 11 días por vez”.

En el estudio de Seton Hall, Zubaydah relató que fue privado del sueño durante “quizá dos o tres semanas o incluso más”. “Me pareció una eternidad”, agregó, “al punto que me quedaba dormido pese a que el guardia me arrojaba agua”.

En el dibujo, el prisionero se representa vestido con ropa liviana.

https://www.clarin.com/mundo/torturas-cia-primera-persona-guia-ilustrada_0_RZOJ5oA6.html

Uno de los dibujos del preso palestino torturado

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