En junio de este año, el 40 por ciento de los adultos estadounidenses informaron de un trastorno de salud mental o de abuso de fármacos como resultado de la ola de histerismo, según un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), que ofrece un panorama alarmante de la situación psiquiátrica de la población estadounidense. Los jóvenes y las minorías étnicas son los más afectados.
En comparación con los datos recogidos en el segundo trimestre del año pasado, la prevalencia de los trastornos de ansiedad o depresión parece tres veces mayor en este nuevo estudio, señalan los autores de la encuesta, que también revela una frecuencia particularmente alta de pensamientos suicidas entre los adultos jóvenes.
“Sigue siendo urgente luchar contra las disparidades en materia de salud mental y adaptar los medios de apoyo a fin de limitar las consecuencias psicológicas” de la ola de histeria. Según los investigadores, las acciones deben llevarse a cabo sobre todo entre las poblaciones más frágiles, como los trabajadores precarios o las minorías étnicas, que son más pobres.
Para hacer un balance del estado de la salud mental y el abuso de fármacos entre los adultos estadounidenses en el contexto de la histeria, los CDC realizaron una encuesta en línea durante la última semana de junio de 2020. Respondieron un total de 5.412 personas mayores de 18 años, representativas de la población de Estados Unidos (*).
Un análisis de las respuestas muestra que el 31 por ciento de los encuestados muestra signos de ansiedad o depresión, el 26 por ciento informó de síntomas de trauma o estrés relacionados con la histeria y el 13 por ciento indicó que había iniciado o aumentado el consumo de estupefacientes para aliviar su malestar.
Casi el 10 por ciento habían pensado en el suicidio en los 30 días anteriores debido a la crisis de salud. Una tasa que se vuelve aún más alarmante cuando se mira a personas más jóvenes o grupos étnicos. Por ejemplo, una cuarta parte de los jóvenes de 18 a 24 años se han enfrentado a pensamientos suicidas. La proporción se eleva al 18 por ciento entre los hispanos y al 15 por ciento entre los negros.
Los pensamientos suicidas también son muy frecuentes entre los que trabajan en empleos considerados esenciales, que además de ser poco remunerados, los exponen a un mayor riesgo de contaminación, en particular debido a la imposibilidad de teletrabajar (cajero, repartidor, asistente de cuidados, etc.). La encuesta muestra que casi el 22 por ciento de las personas que trabajan en estas profesiones han pensado en el suicidio.
Las tres cuartas partes de los jóvenes de 18 a 24 años informaron de al menos un trastorno que afectaba a su salud mental. La prevalencia disminuye con la edad, pero sigue siendo alta entre las personas de 25 a 44 años, llegando al 52 por ciento en este grupo de edad.
En general, considerando la totalidad de la muestra, el 40 por ciento de los individuos informaron sobre trastornos de salud mental o uso de sustancias relacionadas con la ola histérica.
Los investigadores consideran que se deben realizar más estudios para identificar los factores de riesgo y evaluar el impacto de algunos de ellos, como el aislamiento social, el desempleo o las dificultades económicas.
(*) https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/69/wr/mm6932a1.htm