No cabe duda que las olas de calor aumentan la mortalidad, como tampoco que las de frío son mucho peores. Las primeras mataron en Inglaterra y Gales a 800 personas más al año, pero las segundas acabaron con la vida de 60.000, según un estudio científico publicado en The Lancet Planetary Health (*).
La conclusión es obvia: las olas de frío matan 75 veces más. A pesar de ello, se habla más de unas que de otras, por razones obvias. El frío y las heladas han desaparecido de las noticias.
El estudio es la evaluación más completa de los riesgos de mortalidad relacionados con la temperatura exterior en ambos países. No obstante, el termómetro no lo es todo: la parca discrimina entre las clases sociales, entre los niveles de ingresos y las condiciones de vida. Mata mucho más a los pobres que a los ricos.
El impacto del frío, y en menor medida del calor, son más frecuentes en los barrios humildes. Además, los ancianos son las más vulnerables tanto al calor como al frío, con un riesgo de mortalidad de más de 85 años el doble que el de las personas de 0 a 64 años.
Londres tiene la tasa de mortalidad relacionada con el calor más alta, con 3,21 muertes adicionales por cada 100.000 personas, lo que se traduce en 170 muertes adicionales relacionadas con el calor cada año. Los riesgos relacionados con el calor también fueron mucho mayores en las áreas urbanas de los dos países.
En cambio, el riesgo de muerte asociado al frío es más alto en el noreste de Inglaterra y Gales, con una tasa de exceso de mortalidad de 140,45 y 136,95 muertes por cada 100.000 personas, respectivamente. Londres tuvo el menor riesgo asociado con las bajas temperaturas, con 113,97 muertes por cada 100.000 personas (casi 5.800 muertes adicionales relacionadas con el frío cada año).
Los investigadores analizaron 10,7 millones de muertes que ocurrieron en Inglaterra y Gales entre 2000 y 2019 en más de 37.473 áreas pequeñas que incluyen alrededor de 1.600 vecinos. Luego vincularon estos datos con mapas de temperatura en cuadrícula de alta resolución y posibles factores de vulnerabilidad al calor y al frío, incluidos factores demográficos y socioeconómicos, salud y discapacidad, vivienda y vecindario, paisaje y características climatológicas.
Esto permitió a los investigadores caracterizar las diferencias entre áreas pequeñas y mapear la variación en los riesgos de mortalidad relacionados con la temperatura en los dos países.
(*) https://www.thelancet.com/journals/lanplh/article/PIIS2542-5196(22)00138-3/fulltext