En junio la Comisión Europea abrió un expediente sancionador a Microsoft y a comienzos de mes le tocó el turno a Google. Las multas son estratosféricas y se repiten periódicamente. En los últimos años Bruselas ha sancionado a Microsoft a pagar más de un billón de euros en multas.
El gigante tecnológico ha incurrido en más de 1.300 violaciones de las leyes europeas entre los años 2012 y 2019 pero, a pesar de las multas, los organismos europeos han reconocido que Microsoft nunca va a cumplir las leyes europeas. A Microsfot las leyes europeas le importan un bledo y las multas no sirven para nada.
En cuanto a Google, las multas de los últimos años ascienden a 10.000 millones de euros, siempre por el mismo motivo: abuso de poder o de posición dominante. Si un monopolio, por grande que sea, puede pagar esas cifras gigantescas es porque el abuso de poder es rentable.
Al final, el abuso de poder redunda en una monopolización de la industria publicitaria, lo cual significa tanto como controlar la información, porque una mercancía (publicidad) y otra (noticias) son lo mismo.
La extensión de la “propiedad intelectual” a los contenidos digitales, bases de datos e inteligencia artificial obliga a los grandes monopolios tecnológicos a repartir una parte del pastel con los medios de comunicación convencionales.
El choque es tanto económico como político porque, a través de empresas privadas como Microsoft y Google, Estados Unidos controla las fuentes de información. Un monopolio tecnológico decide lo que es información y lo que no lo es, los mensajes que tienen las puertas abiertas y los que las tiene cerradas.
No sólo las sanciones desafían la hegemonía de Estados Unidos, sino también las regulaciones porque ponen a la Comisión Europea por encima de los monopolios estadounidenses y, en consecuencia, por encima de Estados Unidos.
La hegemonía significa que alguien impone las normas y no admite que ningún otro se las imponga a él, ni dentro ni fuera de sus fronteras. Por ejemplo, a través de Microsoft el gobierno de Estados Unidos ha cerrado las cuentas de correo electrónico de los fiscales del Tribunal Penal Interncional en La Haya.
La Unión Europea importa servicios digitales estadounidenses por valor de 265.000 millones de euros. En otras palabras, la sumisión es total.
En el caso de la multa a Google, Trump no se anduvo con rodeos. Calificó la sanción de “muy injusta”, prometiendo que su gobierno protegerá los intereses de los monopolios estadounidenses. Fue otra advertencia dirigida contra la Unión Europea. Para Trump, la multa forma parte de un patrón de presión económica contra sus gigantes tecnológicos. Por eso, a sus amenazas añadió otra más: recurrir a la Ley de Comercio de 1974 para “cancelar las sanciones injustas impuestas a estas empresas estadounidenses que pagan impuestos”.
En el mundo las leyes las pone Estados Unidos, que puede sancionar a cualquier país que estime oportuno, con una arbitrariedad prácticamente ilimitada.
Descubre más desde mpr21
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.