Las inundaciones del pasado mes de julio en Texas causaron la muerte de al menos 135 personas, de las que 117 ocurrieron en el condado de Kerr. Después de las de Valencia, ha sido otra oportunidad para que los medios de intoxicación vuelvan a la carga con las pesadillas de los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático.
“La catástrofe de las inundaciones de Texas muestra la vulnerabilidad de millones de personas frente a fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes”, tituló Univisión de manera tópica (1).
El cambio climático no sólo causa sino que “agrava” inundaciones como la de Texas, a la que Euronews califica de “única” en cien años (2). También es mentira. Entre 1998 y 2000 las inundaciones en Texas se cobraron más de 100 vidas, obligando a evacuar a más de 50.000 personas.
Texas ostenta seis de los 12 récords mundiales de precipitaciones de corta duración y tiene una gigantesca superficie de llanura aluvial, a la que llaman “Flash Flood Alley” (El Callejón de las Inundaciones Repentinas), que se extiende desde Dallas hasta Del Río, bordeando la región montañosa. Es una de las zonas más propensas a inundaciones en Estados Unidos.
Lo mismo que en el caso de Valencia, el fenómeno es tan frecuente, que tiene su propia literatura y sus propias películas y documentales. Por ejemplo, el periódico San Antonio Express News documentó la inundación de 1978 que mató a 25 personas en el condado de Hill Country y sus alrededores (3).
Al igual que en el desastre del mes de julio, la causa de las inundaciones de 1978 fue una tormenta tropical, llamada “Amelia”, que se disipó arrancando cipreses centenarios de más de dos metros de diámetro.
Los intoxicadores, como Euronews, dicen que la inundación de Texas ha sido “única” porque no les basta con falsificar la actualidad, sino que tienen que hacer lo mismo con el pasado y con el futuro, porque mañana todo será mucho peor, sobre todo estos “fenómenos meteorológicos extremos” que, según la ONU, serán “cada vez más corrientes y difíciles de predecir por los modelos meteorológicos“ (4).
En efecto, los modelos no son capaces de predecir las inundaciones, de la misma manera que tampoco son capaces de predecir el clima. El motivo es que no son tales “modelos meteorológicos”, como pretende la ONU, sino simples programas informáticos que han demostrado su falta de consistencia demasiadas veces.
A pesar de ello, Mónica Monsalve vuelve desde las páginas de El País con las tradicionales letanías seudocientíficas: “Un estudio publicado en la revista Nature en 2022, encontró que, si el mundo sigue el rumbo del cambio climático sin tomar acciones, Texas está entre los Estados que experimentarán el mayor aumento de pérdidas medias anuales por inundaciones de aquí a 2050, con un incremento de más del 900%”, escribe (5).
Lo cierto es que el estudio científico al que se refiere (6) no es tal porque, como es costumbre, sustituye la realidad por el ordenador, a lo que se añaden predicciones catastróficas que jamás se van a cumplir.
No hay más que leer a otro elenco de charlatanes, como los que se agrupan en periódico mexicano El Financiero, donde se entremezclan las sequias con las inundaciones (7) para que las predicciones no fallen nunca: si hay sequía es el cambio climático y si hay inundaciones también es el cambio climático.
Cuando se pasa del teclado a los registros de las precipitaciones en la región de Kerr, en Texas, que se conocen desde finales del siglo XIX, las conclusiones son muy contundentes: no han cambiado en ningun sentido; no llueve más ni llueve menos.
Lo mismo se puede decir de otras tres estaciones meteorológicas cercanas, Boerne, Fredericksburg y Hondo, que tampoco muestran tendencias pluviométricas significativas en ninguna dirección. La conclusión es que en un siglo el volumen de precipitaciones no ha cambiado en Texas.
Lo mismo que en el caso de Valencia, se pueden producir inundaciones repentinas en lugares en los que no ha llovido porque el agua fluye río abajo desde otro lugar, por lo que es necesario analizar la topografía local, además de las precipitaciones.
En otras palabras, las inundaciones periódicas que se producen en el “corredor” tejano no son consecuencia de cambios en la lluvia, sino de otros fenómenos atmosféricos, como los huracanes o las tormentas tropicales, por ejemplo. Sería mucho más certero decir, como la cadena CBS, que la tormenta Barry fue uno de los desencadenantes de las inundaciones del mes pasado: “Las fuertes lluvias procedentes de la humedad remanente de la antigua tormenta tropical Barry cayeron rápidamente en la región montañosa de Texas durante la madrugada del viernes, provocando que el río Guadalupe, en las afueras de San Antonio, creciera 8 metros en tan solo 45 minutos” (8).
A pesar de lo que digan los medios, el informe más reciente del IPCC (AR6) afirma que hay “poca confianza en los cambios observados en la magnitud o frecuencia de las inundaciones a nivel mundial”.
Pero los agoreros pasan por alto este tipo de afirmaciones del IPCC; prefieren pintar de negro sus pronósticos porque se venden mejor.
(1) https://www.univision.com/noticias/estados-unidos/inundaciones-en-texas-muertos-alerta-nacional-cambio-climatico
(2) https://es.euronews.com/green/2025/07/07/una-inundacion-unica-en-100-anos-como-el-cambio-climatico-ha-agravado-la-catastrofe-en-tex
(3) https://www.expressnews.com/news/article/texas-1978-storm-lessons-2025-camp-mystic-flood-20766855.php
(4) https://news.un.org/es/story/2025/07/1540138
(5) https://elpais.com/america-futura/2025-07-09/las-mortales-inundaciones-de-texas-presagian-las-nuevas-tormentas-perfectas-bajo-el-cambio-climatico.html
(6) https://www.nature.com/articles/s41558-021-01265-6
(7) https://www.elfinanciero.com.mx/mundo/2025/07/06/sequia-y-cambio-climatico-asi-se-propiciaron-las-letales-inundaciones-repentinas-en-texas/
(8) https://www.cbsnews.com/news/texas-flooding-guadalupe-river-how-much-rain-fell-national-weather-service/
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