Las grandes cadenas de comunicación también son responsables del genocidio israelí en Gaza

Dos de los canales de noticias más grandes del mundo, CNN y BBC, han sido acusados ​​por sus propios periodistas de apoyar la guerra de Israel contra la población de Gaza, a menudo a expensas de la verdad y los principios periodísticos más elementales.

Desde el inicio de la guerra de Israel contra Gaza, la cobertura mediática de los acontecimientos ha dejado claro, una vez más, el apoyo de los principales medios occidentales a los crímenes israelíes.

Diez periodistas que cubrieron la guerra para la CNN y la BBC revelaron ejemplos específicos de parcialidad, doble rasero y manipulación de la información para restar importancia a las atrocidades de Israel.

En un documental titulado “El fracaso de Gaza: tras las lentes de los medios occidentales” (Failing Gaza: Behind the Lens of Western Media), los periodistas explican que sus jefes transmiten noticias israelíes falsas, a pesar de las advertencias de los corresponsales sobre el terreno.

Un ejemplo sorprendente es el de la CNN, que transmitió una acusación israelí falsa en noviembre. Después de unirse al ejército israelí, el periodista Nic Robertson transmitió una información falsa afirmando que el hospital Al Rantisi de Gaza escondía a los rehenes israelíes.

La información, basada en un diario escrito en árabe que el ejército israelí había interpretado erróneamente como una lista de rehenes de Hamas, ya había sido desmentida por los árabes en las redes sociales.

Sin embargo, la CNN persistió en difundir esa falsa acusación, ignorando las advertencias de los periodistas de habla árabe del equipo.

Censura y menoscabo de las víctimas palestinas

Otro aspecto preocupante tiene que ver con la manera de informar sobre los ataques israelíes. Según un periodista de la CNN que permanece en el anonimato, estaba prohibido llamar “ataques” a los ataques aéreos israelíes sin la confirmación de Israel, una práctica que calificó de anormal en el periodismo internacional.

Esa dependencia de la versión oficial israelí ayuda a ocultar el alcance de la destrucción y las pérdidas humanas en Gaza. En agosto, cuando el Ministerio de Sanidad de Gaza anunció que más de 40.000 palestinos habían sido asesinados, la CNN decidió poner en duda la cifra, mientras que los corresponsales decían que la cifra podría ser mucho mayor incluso.

Esta minimización, combinada con la exigencia de contextualizar los ataques israelíes “haciendo responsable a Hamas”, refleja un sesgo sistemático en el manejo de la información procedente de Gaza.

El doble rasero de la BBC

Los periodistas de la BBC también denuncian un trato desigual hacia los invitados palestinos e israelíes. Un antiguo periodista de la cadena británica revela que se creó un equipo interno para calibrar los perfiles de los posibles tertulianos, admitir a unos y censurar a otros.

El equipo se dirigió principalmente a los palestinos, calificándolos por usar ciertos términos como “sionistas”, mientras que los invitados israelíes disfrutaron de una mayor libertad de expresión y sus comentarios rara vez se cuestionaron.

Un ejemplo notable es el de Idan Roll, un político israelí que, en una entrevista en la BBC, afirmó falsamente que “los bebés fueron quemados vivos” y que “les dispararon en la cabeza” durante la incursión del 7 de octubre del año pasado.

Esos comentarios, ampliamente desmentidos, no fueron rebatidos por la presentadora de la BBC, Maryam Moshiri.

Los periodistas ya no confían ni en las informaciones de sus propios medios. Algunos incluso han dimitido por razones de conciencia, ante la imposibilidad de seguir trabajando en condiciones que comprometen los principios periodísticos. Otros intentan cambiar las cosas desde dentro, pero se topan con una dirección que quiere seguir maquillando los crímenes de Israel.

Sin manipulación informativa el genocidio no es posible

El papel y la responsabilidad de los medios de comunicación occidentales que participan en la desinformación sobre un año de masacres en Gaza son más que evidentes. Recientementemente la cadena BFM TV fue felicitada personalmente por el portavoz del ejército israelí por su “exitosa” cobertura mediática de la guerra.

La complicidad mediática podría tener repercusiones judiciales, exactamente igual que la de los dirigentes israelíes, afirma Craig Mokhiber, antiguo director del organismo de derechos humanos de la ONU, quien dimitió de su cargo en octubre del año pasado, tras llegar a la conclusión de que Estados Unidos, Reino Unido y gran parte de Europa eran “cómplices de la horrible agresión” llevada a cabo por los israelíes en Gaza.

En un artículo publicado en agosto, Mokhiber afirmaba que los medios occidentales no pueden eludir su responsabilidad legal por el papel que están desempeñando en la difusión de la propaganda israelí (*). Evoca los precedentes históricos, en particular los juicios de Nuremberg, en los que Julius Streicher, editor del semanario nazi Der Stürmer, fue condenado por incitación al odio.

Recordaba también que el Tribunal Penal Internacional para Ruanda reconoció la culpabilidad de los responsables de los medios de comunicación por incitar al genocidio de los años noventa. Dos trabajaron para la televisión y la Radio de las Mil Colinas, y otro para el periódico Kangura. Los tres fueron declarados culpables de incitar al genocidio, entre otros delitos.

Durante la sentencia, la juez Navi Pillay, ahora comisionada de la investigación internacional de la ONU sobre los crímenes israelíes, reprendió severamente a los periodistas: “Ustedes eran plenamente conscientes del poder de las palabras y utilizaron los medios de comunicación de mayor alcance público para difundir el odio y la violencia […] Sin pistola, machete o cualquier otra arma física, causaron la muerte de miles de civiles inocentes”.

“Der Stürmer sabía lo que estaba haciendo, la Radio de las Mil Colinas sabía lo que estaba haciendo. Y hoy, CNN, Fox, BBC, el New York Times y el Wall Street Journal saben lo que están haciendo”, escribe Mokhiber.

Esos ejemplos demuestran que los medios de comunicación tienen un enorme poder y, a través de sus intoxicaciones, pueden ocasionar daños catastróficos para millones de vidas. Además, la desinformación no sólo influye en las masas, sino también en las decisiones políticas de los gobiernos occidentales, cómplices por su apoyo a los crímenes de Israel en Oriente Medio.

La intoxocación mediática crea una sensación de impunidad que permite la continuación de las matanzas, creyendo que nunca van a rendir cuentas. Por eso Mokhiber llama a apoyar a los medios independientes. Lo considera como un acto de desobediencia contra una maquinaria mediática cómplice.

(*) https://mondoweiss.net/2024/08/western-media-can-be-held-legally-accountable-for-its-role-in-the-gaza-genocide/

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