El ataque del 7 de octubre de 2023 ha difundido una imagen equivocada de la verdadera situación de la Franja de Gaza, cuyo origen está en junio de 1967, cuando el ejército israelí, bajo el mando del general Ariel Sharon, llevó a cabo una implacable represión contra los palestinos.
Israel intentaba construir asentamientos, lo mismo que en otras zonas de Palestina, Sharon, jefe del Comando Sur del ejército israelí, que incluía Gaza, recurrió al terror extremo, una destrucción masiva y tácticas de limpieza étnica para subyugar a los palestinos.
Entonces Hamas no existía y el general israelí elaboró el plan de los “cinco dedos”: la única manera de derrotar a los habitantes del enclave era romper la unidad territorial de la Franja para evitar que la resistencia se pudiera organizar. Dividió Gaza en las llamadas “zonas de seguridad”, donde se ubicarían la mayoría de los asentamientos israelíes, protegidos por una masiva presencia militar. A ello se añadiría el control militar israelí de carreteras clave y el bloqueo de la mayoría de los puntos de acceso costeros.
A causa de la resistencia palestina, el ejército israelí no logró imponer su plan, aunque inició la construcción de zonas de asentamiento aisladas: la más grande se ubicó en el suroeste de la Franja de Gaza, cerca de la frontera con Egipto, conocida como Gush Katif, seguida por los asentamientos del norte y finalmente el asentamiento central de Netzarim.
Aquellas colonias, que albergaban a unos pocos miles de colonos y a menudo requerían de un número mucho mayor de soldados para protegerlas, eran ciudades militares fortificadas. Debido a la limitada extensión de Gaza (365 kilómetros cuadrados) y a la fuerte resistencia, los asentamientos tenían un espacio limitado para expandirse, por lo que siempre fueron una empresa colonial ruinosa.
Cuando en 2005 el ejército israelí desalojó el último asentamiento, los soldados huyeron de la Franja en mitad de la noche. Fueron perseguidos por miles de habitantes de Gaza, que los persiguieron hasta que el último de ellos abandonó el enclave.
Aunque Israel levantó su presencia militar permanente en los principales centros urbanos de Gaza, continuó operando en las llamadas “zonas de amortiguamiento”, que a menudo consisten en incursiones profundas en territorio palestino, mucho más allá de la línea de armisticio. También impuso el bloqueo de la Franja, lo que explica que la mayoría de sus habitantes nunca hayan puesto un pie fuera del territorio.
Israel controla el espacio aéreo, las aguas territoriales, los recursos naturales (principalmente los yacimientos de gas del Mediterráneo) y todos los demás aspectos que no requieren una presencia militar sobre el territorio.
Pero el objetivo de Israel, como el de cualquier colonizador, es el control absoluto de la Franja. En la jerga militar israelí se llama “cortar el césped”. Se trata de acabar con la resistencia palestina, que es lo único que ha impedido la formación de asentamientos israelíes sobre Gaza.
La incursión del 7 de octubre de 2023 no fue más que el último capítulo de esa resistencia, en la que participa ampliamente toda la población palestina. La llamada región de la “envoltura de Gaza”, donde tenía su base el comando sur de Sharon, fue tomada por la juventud de Gaza, que se organizó en condiciones económicas y militares extremadamente difíciles para, contra todo pronóstico, derrotar a Israel.
Cuando en 2005 las tropas israelíes se retiraron sigilosamente de la Franja de Gaza, al amparo de la oscuridad, los combatientes de la resistencia palestina sólo contaban con un armamento rudimentario, más parecido a pirotecnia que a material militar efectivo. El panorama de la resistencia ha cambiado fundamentalmente desde entonces.
Esta realidad de larga data se ha transformado en los últimos meses. Todas las estimaciones israelíes sugieren que decenas de miles de soldados han muerto, resultado heridos o han sufrido daños sicológicos desde el comienzo de la última fase de la guerra en octubre de 2023. Dado que Israel no ha logrado someter a los habitantes de Gaza durante dos décadas de incesantes ataques, no sólo es improbable sino absolutamente absurdo esperar que tenga éxito en someter y conquistar a Gaza hoy.
El gobierno israelí es consciente de ello. De ahí su intento de perpetrar un genocidio, destinado a preparar el camino para la limpieza étnica de los supervivientes. El primero fue ejecutado con una eficacia devastadora, una mancha en la conciencia de un mundo que había permanecido en gran medida en silencio. La segunda, sin embargo, es meramente una fantasía irrealizable, basada en la idea delirante de que los habitantes de Gaza elegirían voluntariamente abandonar su tierra ancestral.
Gaza nunca ha sido conquistada y nunca lo será. Según los principios del derecho internacional, sigue siendo un territorio ocupado incluso si el ejército israelí acaba retirándose a la frontera, una retirada que la destructiva e inútil guerra de Netanyahu no puede posponer indefinidamente. Cuando se produzca ese inevitable redespliegue, las relaciones entre Gaza e Israel se transformarán irrevocablemente, lo que será otro testimonio del espíritu indomable del pueblo palestino.
Ramzy Baroud https://savageminds.substack.com/p/the-myth-of-conquest
Descubre más desde mpr21
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.