La Unión Europea va a frenar la transición a los vehículos eléctricos

Otro paso atrás de la Agenda verde europea. Durante una reunión con los grandes monopolios de la industria automotriz, la Comisión Europea ha anunciado que revisará “lo antes posible” la prohibición prevista para 2035 de los vehículos con motor de combustión interna en la Unión Europea.

Las normas actuales prevén una revisión de esta medida en 2026, pero los fabricantes presionan para acelerar el plazo, con la esperanza de obtener algo de flexibilidad ante las dificultades que enfrentan los planes de transición energética.

Ayer Ursula von der Leyen, reunió a los cabecillas de la industria automotriz en Bruselas para debatir el futuro de un sector que exige una eliminación de los mitos descarbonizadores y medioambientales. Imágenes publicadas por la Comisión Europea la muestran junto a los principales ejecutivos del sector —François Provost (Renault), John Elkann (Stellantis), Oliver Zipse (BMW) y Ola Källenius (Mercedes-Benz)— y varios comisarios europeos, entre ellos Stephane Sejourné, responsable de Prosperidad y Estrategia Industrial.

El objetivo de la reunión era que la Comisión Europea informara a los monopolios sobre el cambio de planes. Las regulaciones son demasiado rígidas y “debemos ser más pragmáticos”, dijo Sigrid de Vries, directora de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, la patronal de un sector que genera 13 millones de empleos directos e indirectos y el 7 por cien del PIB europeo.

Fue la tercera reunión en Bruselas desde el lanzamiento a principios de este año del “diálogo estratégico” entre la Unión Europea y la industria automotriz, para ayudarla a adaptarse a los desafíos simultáneos de la electrificación, la competencia china y las tarifas estadounidenses.

Los fabricantes ya obtuvieron el aplazamiento de una norma de emisiones de CO2 hace unos meses. Pero ahora se centran en la medida emblemática de Bruselas: la prohibición de de la venta de nuevos automóviles de gasolina y diésel, así como de vehículos comerciales ligeros, incluidos los híbridos, a partir de 2035. Fue un emblema de las fracasadas medidas del Pacto Verde, promulgado en marzo de 2023.

Esta medida es cada vez más cuestionada por los monopolios industriales, ante el estancamiento de las ventas de vehículos eléctricos, la fuerte competencia china, los aranceles estadounidenses y la caída en picado de los beneficios mundiales. Ahora solo tienen una cosa en mente: obtener “flexibilidad” de Bruselas para cambiar a vehículos totalmente eléctricos. El martes, el canciller alemán, Friedrich Merz, expresó su apoyo, pidiendo “regulaciones europeas inteligentes, fiables y flexibles”.

Pero nunca llueve a gusto de todos: 150 empresas del sector de vehículos eléctricos (fabricantes, fabricantes de baterías, operadores de estaciones de carga) se manifestaron el lunes en sentido contrario: defienden la fecha límite de 2035. “Manténganse firme, no se rinda”, suplicaron en una carta abierta dirigida a Ursula von der Leyen.


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