Ayer la Unión Europea anunció el levantamiento de las sanciones económicas impuestas a Siria en tiempos de Bashar al Assad. “Hemos tomado la decisión de levantar nuestras sanciones económicas contra Siria”, declaró la directora de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, tras una reunión de los 27 ministros de Asuntos Exteriores.
El levantamiento de las sanciones afecta principalmente al sistema bancario sirio, al que hasta ahora se le había prohibido acceder al mercado internacional de capitales. También prevé la descongelación de los activos del banco central sirio.
“El levantamiento de las sanciones expresa la voluntad regional e internacional de apoyar a Siria”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Assaad Al Shaibani, en una conferencia de prensa en Damasco. “El pueblo sirio tiene hoy una oportunidad histórica y muy importante de reconstruir su país”, añadió el ministro sirio.
En realidad, lo que la Unión Europea apoya no es a Siria, ni tampoco a su pueblo exhausto, sino al nuevo gobierno sirio, a fin de que los yihadistas de Al Qaeda consoliden el poder que alcanzaron después de 14 años de guerra.
La decisión de la Unión Europea sigue al anunció de Trump de la semana pasada en Riad, en vísperas de una reunión con el presidente de los yihadistas sirios, Ahmad Al Shareh, en Arabia Saudí.
También Siria sigue a una medida inicial adoptada en febrero, que consistió en suspender ciertas sanciones impuestas a sectores económicos clave en Siria.
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