La tragedia de ser kurdo

Darío Herchhoren

Debo expresar mi más absoluto respeto por todos los pueblos del mundo, incluyendo a los kurdos. Estoy a favor de todo corazón de la autodeterminación de los pueblos, incluido el pueblo kurdo.

Pero a pesar de estos principios que sigo escrupulosamente; creo que el drama y la tragedia que viven los kurdos es único e irrepetible.

Los kurdos tienen su hogar nacional en la Anatolia turca, y ocupan un importante territorio en Turquía. Su «capital» es la ciudad de Diyarbaquir en la propia Turquía, pero los kurdos se han extendido a zonas territoriales importantes de Siria y de Irak. El general kurdo Saladino (Sal haj Din en lengua árabe) derrotó a los cruzados en Mesopotamia, y con ello paró la primera aventura imperialista europea en Medio Oriente. A pesar de ello, los kurdos fueron un pueblo de parias y fueron muy maltratados en Turquía, a manos de los turcos y de los armenios que se sumaron a la represión de los turcos creyendo que con ello serían recompensados por el Sultán de Turquía que los utilizó como látigo contra los kurdos, y luego los reprimió con un terrible genocidio en 1919, practicado ya por la Republica turca.

A partir de la disolución del Imperio Otomano al finalizar la guerra de 1914-1918, los kurdos pasaron a ocupar países que antes no existían como Siria e Irak, y ello llevó a que los kurdos que siempre habían hablado y escrito en turco, pasaron a escribir y leer un turco latinizado que fué implantado por Mustafá Kemal (Ataturk, el padre de los turcos) y los que quedaron fuera de las nuevas fronteras turcas, leían y escribían en árabe. A día de hoy, los kurdos de Siria y de Irak tienen un alfabeto distinto del de los que viven en Turquía y su idioma es también distinto. Su cultura es también distinta.

En ese devenir de la historia del Medio Oriente, los kurdos fueron dirigidos por dos familias de forma tribal, que fueron y son los Talabani y los Barzani, que según las circunstancias apoyaban alternativamente a los colonizadores ingleses o a la URSS. Esta circunstancia sigue al día de hoy y podemos ver que los kurdos están intentando desmembrar Irak solicitando mediante un referéndum la independencia del «Kurdistán irakí», con lo cual favorecen objetivamente al imperio yanqui y a la entidad sionista. Esta última apoya entusiastamente la desmembración de Irak  por el hecho de que viven en Israel unos quinientos mil judíos kurdos, que para el caso de crearse un «Kurdistán» falsamente independiente volverían a ese territorio con carta de naturaleza y servirían de punta de lanza del sionismo contra toda la nación árabe, favoreciendo a las multinacionales petroleras que controlarían el petróleo irakí.

Otro tanto pasa en Siria, donde los kurdos están divididos entre los que apoyan al gobierno legítimo de Al Assad, y los que se han unido a las tropas del llamado «ejército libre sirio» que está al servicio de los USA, y combate contra el ejército sirio.

Mientras tanto, el ejército turco sigue hostigando a los kurdos dentro de sus fronteras y lleva a cabo ataques contra aldeas kurdas masacrando a sus pobladores. Su oponente es el Partido de los Trabajadores del Kurdistán  (PKK), que mantiene una guerrilla que combate al ejército turco. Su líder hasta hace muy poco, Abdalá Öçalan se presentaba como marxista leninista, y el PKK, su partido combatía al ejército turco bajo esas banderas, pero desde hace ya algunos meses, Öçalan ha hecho una pirueta oportunista y se reivindica «anarquista». A ver si el presidente turco Erdogan lo indulta, y lo pone en libertad. Su partido aún no se ha manifestado, pero todo esto hace que la tragedia kurda se parezca cada vez más a una comedia, dando pábulo a la afirmación de que la historia se repite dos veces: una vez como tragedia y otra vez como comedia.

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