El IPCC acaba de publicar un informe de 36 páginas, para cuya elaboración reclutó a unos 150 colaboradores de renombre. Sus conclusiones han sido reproducidas de la manera acostumbrada por casi todos los medios de comunicación del mundo.
Como es habitual, el informe manipula un concepto, la “temperatura media mundial”, que no tiene ningún sentido físico real. Según el IPCC, en los últimos 150 años, un siglo y medio que coincide con lo eso que llaman “revolución industrial”, dicho promedio ha aumentado 1,09 grados centígrados.
Para tener un punto de referencia físico: en muchos puntos de la península la temperatura sube de la mañana al mediodía, es decir, en ocho horas, 20 grados centígrados y nadie se ha lamentado nunca de un cambio mucho más brusco y, desde luego, totalmente real.
Luego esa temperatura real vuelve a bajar a la misma velocidad a la que ha subido, sin que a nadie se le ocurra hablar de la “temperatura media”.
Según el IPCC, el impacto de los gases de efectos invernadero sobre la “temperatura media” ha sido un aumento de 1,07 grados, lo que significa que la única causa de la variación del promedio es la industria.
En otras palabras, la “temperatura media” casi no cambia por causas naturales. Las miles de investigaciones realizadas sobre las variaciones de las temperaturas antes del siglo pasado, en épocas en las que la humanidad apenas liberaba gases de efecto invernadero, se pueden tirar a la basura. Han trabajado para nada. Sólo se debe atender a lo que digan los “expertos” que redactan los ridículos informes del IPCC.
La mayor parte del documento trata sobre la manera de reducir (y eventualmente eliminar) las emisiones del maldito CO2. Sin embargo, no hay la más mínima mención a la cuestión candente: la energía nuclear. Es algo más bien político sobre la que el IPCC no ha sido capaz de ponerse de acuerdo.
Si el IPCC no se moja es porque -posiblemente- ciertas sectas seudoecologistas, como Greenpeace, presionan contra la energía nuclear, lo que deja en mal lugar el famoso “consenso científico” que el IPCC se enorgullece de encarnar.
A pesar de que el informe habla largo y tendido de las políticas que deben aplicarse para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo en los ámbitos de la energía, el transporte, la industria, la agricultura y el urbanismo, no hay ninguna evaluación del coste económico de la “transición ecológica”. Da la impresión de que es gratis.
Es otro informe vacío del IPCC en el que falla la física y también la economía.
(*) https://report.ipcc.ch/ar6syr/pdf/IPCC_AR6_SYR_SPM.pdf
La sección «ambiente» de vuestra página es un poco nebulosa. El hecho que el IPCC sea otra agencia controlada por el capital y sus representantes políticos no es novedad para nadie. Lo que me parece raro es la insistencia de los editores de mpr21 en minimizar todo que sea información negativa relacionada al medio ambiente (sea el tema de las temperaturas, pero también me acuerdo de otros artículos sobre temas florestales o sobre el deshielo).
Engels en uno de sus escritos más conocidos sobre el tema ambiental (Dialéctica de la naturaleza) ya nos alertaba sobre la explotación del hombre y de la tierra por el capital. Los efectos de la actividad humana en el medio ambiente son en buena parte irreversibles, creer en la capacidad generativa ilimitada de la naturaleza es la verdadera metafísica, que conjuntamente con la metafísica del cienticismo vendido por la Silicon Valley, deben ser ambos combatidos.
Pretender que la acción antropogénica sea determinante e irreversible sobre el propio clima de La Tierra no tiene ninguna base científica, única y exclusivamente es una cuestión político-socio-económica. Otra aspecto es como puede afectar e incidir a los humanos y sus comunidades un entorno deteriorado por ellos mismos. Engels no es precisamente un humanista, cualquier ‘pretexto’ que alimentase el control social y el sometimiento a un Pueblo era bien considerado ya que alimentaba su paradigma.
Gracias a Dios que existe la paleoclimatología.