El Índice de Precios al Consumo (IPC) en Europa no ha parado de avanzar desde que comenzó el año, al igual que en Estados Unidos y gran parte de los países capitalistas del mundo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que los precios de los alimentos experimentarán un nuevo repunte que llegará al consumidor durante este año y el próximo.
Aunque los precios de los alimentos se han moderando recientemente, esto podría cambiar en los próximos meses. Dicho cambio se sumaría a los altos precios que los consumidores ya han vivido, según el FMI.
El precio de los alimentos ya subía antes de la pandemia, entre otros fctores por las políticas de bloqueo impuestas por Estados Unidos contra China. Los primeros confinamientos y las interrupciones de la cadena de suministro provocaron un aumento en los precios de los alimentos para el consumidor. Al comienzo de la pandemia, las interrupciones de la cadena de suministro de alimentos, el cambio de hábitos de las familias (como dejar de salir a cenar) y la acumulación de existencias de los consumidores (junto con una fuerte apreciación del dólar estadounidense) provocaron una subida en los índices de precios de los alimentos al consumidor en muchos países.
Los costes de envío y transporte se disparan. Las tarifas de flete marítimo se han incrementado entre 2 y 3 veces en los últimos 12 meses, mientras que el aumento de los precios de la gasolina y la escasez de microprocesadores de camiones en algunas regiones están elevando el coste de los servicios de transporte por carretera.
Los precios de los productores de alimentos a nivel mundial tocan máximos. Desde que tocaran mínimos en abril de 2020, los precios internacionales de los alimentos (desde el punto de vista de los productores) han aumentado en un 47,2 por ciento, alcanzando sus niveles reales en siete años, mientras que en dólares corrientes están en el nivel más alto de su historia. Entre mayo de 2020 y mayo de 2021, los precios de la soja y el maíz aumentaron en más del 86 y 111 por ciento, respectivamente.
Teniendo en cuenta estos hechos, el FMI cree que es bastante probable que la inflación de los alimentos que llega al consumidor repunte el resto de 2021 y 2022. El fuerte aumento reciente de los precios internacionales de los alimentos ya ha comenzado a influir lentamente en los precios al consumidor interno en algunas regiones, a medida que los minoristas, incapaces de absorber los crecientes costos, están traspasando los aumentos a los consumidores finales.
Esta tendencia irá a más, puesto que los precios internacionales de los alimentos aumentarán aproximadamente un 25 por ciento 2021 y aunque se estabilicen, este incremento se irá filtrando a los precios finales entre los 6 y 12 meses siguientes, llegando a influir también en el IPC de 2022.
El Tercer Mundo es más sensible al incremento de precios en los alimentos frescos, además de contar con el riesgo del tipo de cambio de sus divisas respecto al dólar. Una depreciación de las divisas emergentes frente al dólar junto a una aumento de la inflación de los alimentos puede generar un fuerte aumento de todos los precios. Dado que la mayoría de los productos alimenticios se comercializan en dólares estadounidenses, los países con monedas más débiles han visto aumentar su factura en la importación de alimentos.
Además, los mercados emergentes y los países de bajos ingresos también son más vulnerables a las crisis de los precios de los alimentos porque los consumidores de estos países suelen gastar una proporción relativamente más grande de sus ingresos en comida.
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