La propaganda imperialista retrocede en la misma medida que el imperialismo

En Europa nos hemos habituado a la censura hasta tal punto que ya no nos damos cuenta de que los canales rusos, como RT y Sputnik, llevan ya casi tres años censurados.

A los periodistas, que se creen estandartes de la libertad de expresión, no parece importarles, e incluso los jefecillos lo ven bien porque pueden decir las falsedades que les de la gana sin que nadie les replique.

A otros, como Tim Davie, el director de la BBC, les sirve para pedir más dinero: la clave del éxito de los medios rusos y chinos está en los recortes presupuestarios de la cadena británica.

En un discurso pronunciado el 14 de octubre en el Future Resilience Forum, una reunión en Londres a la que asistieron figuras políticas internacionales, Davie anunció que en los últimos dos años la cadena ha eliminado más de 380 puestos de trabajo y suspendido sus programas en diez idiomas, incluidos árabe y persa.

La propaganda imperialista sigue el curso del mismo imperialismo. Antes la BBC emite sus programas en 40 idiomas y llega a 320 millones de personas por semana. Ahora retrocede y los medios públicos rusos y chinos se aprovechan de ello.

Rusia y China están “expandiendo sus actividades mediáticas globales, invirtiendo fuertemente para aumentar sus audiencias en mercados clave en África, Medio Oriente y América Latina”, dijo el director de la BBC.

“En toda África en particular, los medios rusos son increíblemente activos en la promoción de sus historias”, enfatizó Davie, destacando la importante actividad de los influencers africanos prorrusos en las redes sociales.

Davie citó el ejemplo de dos canales públicos, el KBC keniano y el LBS liberiano, que reproducen los programas chinos de televisión y radio, mientras que en Líbano, los medios rusos transmiten ahora en la frecuencia de radio anteriormente ocupada por la BBC.

La cadena pública rusa RT y de la china CGTN han alcanzado “importantes rendimientos” de las inversiones en términos de “alcance” pero también en términos de “capital fiduciario”.

Las quejas del jefe de la BBC se hacen eco de las del Departamento de Estado de Estados Unidos. Después de anunciar una serie de sanciones contra RT y su empresa matriz el mes pasado, un cabecilla del Departamento de Estado, Jamie Rubin, dijo a los periodistas que “una de las razones por las que gran parte del mundo no ha apoyado a Ucrania […] es el alcance y la extensión de RT”, que afecta a “millones, incluso miles de millones de personas en todo el mundo”.

Después de que se anunciaran las sanciones, RT fue expulsado de varias redes sociales. La portavoz diplomática rusa, Maria Zajarova, prometió recientemente medidas de represalia contra los medios estadounidenses en respuesta a las sanciones de Washington contra los medios rusos, incluido RT.

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