La prensa rusa dice que al no condenar el bombardeo, Pekín ha abandonado a su aliado moscovita. El diario ruso Nezavisimaya Gazeta publica un análisis que expresa el estado de ánimo en ciertos sectores políticos de Rusia. Se hacen eco de rumores surgidos en la prensa de Estados Unidos según los cuales Jinping considera que el bombardeo vengó el ataque químico previo.
Eso es absurdo. El Presidente chino sabe mejor que cualquiera de nosotros que el gobierno sirio no tiene absolutamente nada que ver con el ataque químico, pero ningún otro país como China fundamenta sus buenas o malas relaciones con los demás países sobre criterios pragmáticos. A China lo que realmente le interesaba era la cumbre de Florida y no lo que ocurriera en Siria.
Cuando China llama a la “calma” no habla de Siria sino de Estados Unidos. Es lo que pone de manifiesto la prensa china, donde la situación en Siria ha quedado en un segundo plano frente a un posible deterioro de las relaciones de China con Estados Unidos tras la llegada de Trump a la Casa Blanca y han quedado entusiasmados cuando los gringos les han dado carta blanca para sacar adelante su “ruta de la seda”.
Eso pone de manifiesto otra de las diferencias entre ambos países: mientras China tiene una estrategia a largo plazo, Estados Unidos planifica de hoy para mañana.
Según el New York Times, tanto China como Estados Unidos han llegado a un principio de acuerdo sobre lo que consideran como una escalada de la tensión en el Mar Amarillo, del que responsabilizan a Corea del norte, una piedra en el par de zapatos de las buenas relaciones que quiere mantener China con Estados Unidos.
A nuestro modo de ver eso hay que interpretarlo de la siguiente manera: a cambio de lo anterior (la ruta de la seda) China deja las manos libres a Estados Unidos para que pueda tensar la cuerda con Corea del norte. Sólo queda saber hasta qué punto, es decir, si los chinos han autorizado a Estados Unidos a atacar al gobierno de Pyongyang, sin verse comprometidos por ello, ni obligados a defender a Corea como en 1950.
La agencia china Xinhua asegura que también ha habido acuerdo sobre un tercer aspecto de las relaciones entre ambas potencias: la competencia comercial. Se han dado un plazo de 100 días para equilibrar la balanza de pagos relanzando las exportaciones de Estados Unidos hacia China, uno de los propósitos electorales de Trump, típico de la cortedad de miras de los imperialistas de Washington.
Pero hay un aspecto sobre el que Nezavisimaya Gazeta llama la atención y no debe pasar desapercibido: China está muy lejos de la unanimidad del planteamiento de sus relaciones con Estados Unidos. El decano de la Facultad de Relaciones Internacionales de Pekín ha puesto de manifiesto la gravedad del ataque de la Marina de Guerra contra Siria, frente a la cual el gobierno de China debe intentar estrechar aún más sus relaciones con Moscú.
Al mismo tiempo, pone de manifiesto que Trump se ha concentrado en la situación en el norte del Pacífico para asegurar la posición de Corea del sur y Japón, abandonando a los países ribereños del Mar de China Meridional, cuyo mejor ejemplo es Filipinas.
Es otra de las características del declive de la hegemonía de Estados Unidos: a pesar de concentrar sus energías en el Pacífico, no es capaz de defender al mismo tiempo sus posiciones en el norte y en el sur. Cuando aprieta arriba, afloja por debajo.